Los investigadores del ICFO de Barcelona, María Bernechea, Nicky Miller, Guillem Xercavins, David So y Alexandros Stavrinadis, dirigidos por el profesor Gerasimos Konstantatos, han desarrollado una célula solar inorgánica, procesada en solución a baja temperatura, que aseguran no es contaminante y se fabrica con materiales que abundan, lo que la hace más barata y sostenible. Actualmente, las células solares inorgánicas más utilizadas en el mercado, las que aparecen sobre los tejados o en los huertos solares, están fabricadas con silicio, una producción que suele ser costosa y de alto consumo de energía, además de que los módulos producidos son voluminosos y de gran peso. Como alternativa al silicio, existen células ultrafinas y más baratas a la hora de fabricar, pero que se componen de elementos tóxicos como el plomo o el cadmio, o contienen elementos escasos, como el indio o el teluro.