Saltaron al escenario, sonaron los acordes de "Voy a pasármelo bien" y se lo pasaron bomba. Tanto los de arriba, los incombustibles "Hombres G" , como los de abajo, sus seguidores, mezcla de jovencitas y jovencitos, cuarentonas y cuarentonas.

Era el concierto más esperado de Metrópoli y no defraudó las expectativas, con público llenando prácticamente el recinto. Los fans corean el estribillo, levantan las palmas y bailan. David Summers, el líder de la banda, saluda: "Encantado de volver a Gijón después de varios años". Y comienza otro clásico, "El ataque de la chica cocodrilo". Como para quitarse, los de arriba y los de abajo, unos cuantos años de encima.

Los conciertos de esta mítica formación musical madrileña no tienen, a estas alturas, ningún misterio. La fórmula empleada es bien sencilla: una sabia mezcla de las mejores canciones de los últimos discos aderezada con éxitos de siempre, que ya son clásicos en el imaginario popular de gente que supera los cuarenta o los cincuenta. Y también de sus hijos e hijas, que de todo hubo anoche en Metrópoli durante el concierto de estos Hombres, hechos y derechos, ya peinando canas.

El señor Summers y los otros tres miembros de su sociedad musical han sabido, con el paso de los años, reinventarse. De manera que con ellos no cabe la evidencia que sirve para la mayoría de los mortales, según la cual cualquier tiempo pasado fue mejor. Para los Hombres G, cualquier tiempo pasado, en todo caso, fue anterior. Y que les quiten lo bailao y tira millas, que llevan más kilómetros que la furgoneta del Chino Torero.

Entre otras muchas cosas, de los Hombres G sabemos que llegaron ayer a Gijón por carretera y que con la banda viajó el hijo de David Summers, Dani, según el líder del grupo comentó a través de su perfil en las redes sociales. Y que el cuarteto está enfrascado, entre concierto y concierto y bolos de verano -como el próximo festival de música solidaria Ciudad de la Raqueta, en Madrid, donde compartirán escenarios con otros veteranos de buen ver, como Los Secretos, Duncan Dhu y "Un pingüino en mi ascensor"- en el montaje del espectáculo musical de próxima aparición y que apadrinan con el inevitable nombre de "Marta tiene un marcapasos".

Se sucedieron las canciones coreadas por el público, temas destacados de tan extensa discografía: "En mi coche", de su segunda época; "Chico, tienes que cuidarte", con cierto ritmillo reggae; "Si no te tengo a ti"... Y así una tras otra, todas sabidas, melodías con una estructura clásica guitarras, bajo, batería.

Puede que estos tíos incombustibles, con tres décadas de trayectoria a sus espaldas, vayan necesitando un marcapasos como el de Marta para aguantar el ritmo frenético de sus conciertos. Han pasado los años pero los Hombres G son pura sístole y diástole, todo corazón. Y sus fans bien que lo agradecen, de corazón también.