El pintor Vincent Van Gogh le dio la oreja que se cortó a Gabrielle Berlatier, una adolescente de padres granjeros que mantuvo en secreto su encuentro con el artista holandés. Tras cortarse la oreja izquierda en diciembre de 1888, Van Gogh (1853-1890), se la entregó a esta joven francesa, que entonces tenía 18 años y trabajaba como doncella en un burdel.

La escritora e historiadora irlandesa Bernadette Murphy descubrió que Van Gogh se cortó la oreja izquierda en lugar de sólo el lóbulo, como se creía hasta ahora. Berlatier trabajó como limpiadora en el café de la Gare en Arles (sur de Francia), propiedad de amigos de Van Gogh, donde el pintor permaneció en una de las habitaciones durante mayo y septiembre de 1888.