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India le pinta la cara a Don Quijote en Avilés

La versión "kathakali" del clásico cervantino toma el Niemeyer con un colorido maquillaje elaborado mediante técnicas ancestrales

Los actores de teatro "kathakali" en el Niemeyer, ayer, se maquillan de personajes del Quijote antes de la interpretación. RICARDO SOLÍS

El ingenioso hidalgo de La Mancha lucía un rostro verde con trazos rojos sobre una base de pasta de arroz y papel y unas telas almidonadas que exageraban el volumen de su cuerpo. Así fue la caracterización del personaje cervantino en la adaptación teatral de Don Quijote al estilo "kathakali", un género dramático ancestral indio que aterrizó ayer en el Centro Niemeyer de Avilés después de su estreno mundial en el festival de Almagro, con un notable éxito de público.

La obra "Kijote Kathakali" esconde un largo proceso de preparación. Los actores cuentan con un ritual fijo que comienza horas antes de cada actuación. "Cada intérprete tiene alguna costumbre propia, como encender una lámpara o maquillarse la cara siempre en el mismo orden de colores", explicaba Mónica de la Fuente, directora asociada y experta en teatro "kathakali", durante la preparación de ayer en el Niemeyer, abierta al público.

Después de que un artista profesional de maquillaje (o chutty) realice una media máscara con pasta de arroz y papel que adhiere al rostro del actor, cada intérprete acaba de maquillarse por su cuenta, en un ritual silencioso y solemne que dura seis horas y que ayer abrió sus puertas a los espectadores.

Porque a media tarde muchos aficionados cruzaron los camerinos para presenciar todo este proceso. Los curiosos, bajo orden de permanecer en silencio y de no realizar movimientos bruscos, observaron de cerca cómo cada actor pintaba su rostro de distintos colores y se transformaba en su personaje. Los vigilantes de la sala advertían a los más preguntones que, para subirse al escenario, eran necesario descalzarse. Poco a poco, actores y visitantes cogieron confianza y todos juntos acabaron por hacerse "selfies".

El arte "kathakali" tiene ciertos arquetipos o personajes más comunes que buscan un aspecto imaginario o mitológico con un maquillaje muy fantasioso y unos vestidos con gran volumen. "En el 'kathakali' los dioses o los personajes más bondadosos llevan su rostro pintado de verde; cuando se añaden trazos rojos es porque ese personaje no es una divinidad y su bondad no es absoluta, tiene algún rasgo criticable", explicaba De la Fuente. Y avanzaba que el personaje de Don Quijote se caracterizaría según este segundo arquetipo. "Es un personaje bondadoso, pero toma decisiones que se pueden considerar malvadas", razonaba la directora asociada, que también explicaba que la creación del personaje de Sancho no sigue caracterización propia. "Hemos creado a Sancho de forma especial y sin seguir arquetipos o haciendo una mezcla de varios. Nos centramos en describir su físico con vestimentas abultadas", razonaba.

Alonso Quijano también se creó de forma separada y con unos rasgos más humanistas, para diferenciarlo de la locura quijotesca. "En esta obra de teatro, Quijano y su alter ego son personajes distintos porque en un arte tan expresivo y poético era imposible unir estas dos personalidades". Uno de los aspectos más sorprendentes de esta adaptación teatral fue la caracterización de los molinos como demonios. "Los demonios que llevan la cara completamente roja son otro de los arquetipos clásicos del 'kathakali'. En este caso, los molinos, como enemigos del Quijote, se escenifican con este arquetipo", razonaba.

"Kijote Kathakali", que se estrenó ayer en el Niemeyer a las 22.30 horas, supone, según Mónica de la Fuente, un "primer gran experimento" dentro de este género que recupera el teatro ancestral y que suele centrar sus temas en la mitología y la religión; y que por primera vez ha incluido efectos audiovisuales en el escenario. "Para los actores supone todo un reto caracterizarse de personajes que no figuran en su cultura, pero han recibido este proyecto con mucha ilusión", reconocía la directora.

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