Las nubes permitieron ayer que David Lago Cachón, físico e investigador asturiano, pasara un rato "a la sombra de la Luna". Recorrió más de 8.400 kilómetros hasta Mahajanga, al noroeste de Madagascar, para ver el eclipse que el cielo nublado de Asturias le negó en marzo de 2015 y contemplar los ochenta segundos en los que el Sol fue ayer en esa latitud "un anillo de fuego" en torno a la Luna. Con eso y las fotos del desarrollo del espectáculo astronómico, visible en plenitud sólo desde el sur de África y el Océano Índico, vuelve satisfecho, con alguna espina sacada y la sensación de que ha merecido la pena. "No sólo por el eclipse, también por toda la experiencia", cuenta. A Lago, impulsor de un grupo de asturianos aficionados a la astronomía que se anima llamándose "Cielos Despejados", también se le queda dentro mucho que pensar sobre un país donde "no es fácil acostumbrarse a las miserias que se ven".