El Bosco cuenta desde ayer con una sala propia en el Prado tras el éxito de visitantes que tuvo la exposición de sus obras este verano y, de esta manera, pasa a formar parte del escogido elenco de pintores con espacios exclusivos en el museo madrileño, a la altura de Velázquez y Goya.

Este espacio único para Jheronimus van Aeken, El Bosco (1450-1516), forma parte de una nueva instalación de pintura flamenca de los siglos XV y XVI, que dedica otra sala a Joachim Patinir y Pieter Bruegel el Viejo. Además, el nuevo montaje hace hincapié en la colección de pintura de la segunda mitad del siglo XVI, con Antonio Moro como principal representante. Y es que la exposición dedicada a El Bosco este verano ha sido visitada por cerca de 600.000 personas, una cifra récord que ha producido verdaderas aglomeraciones en el Prado y que además supera por poco a la muestra del pintor Joaquín Sorolla. A esto se une el hecho de que es el pintor en cuyas obras la gente está delante más tiempo gracias a sus impresionantes trípticos y la inmensa cantidad de símbolos, incluso por delante de cuadros tan famosos como Las Meninas. Por todo ello, el museo ha puesto en marcha para el público este nuevo espacio artístico, en el que también se han llevado a cabo mejoras técnicas, como la iluminación led.