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"Evita", vuelve un mito

El asturiano Nacho Artime, uno de los productores que trajeron a España el musical, asegura en el retorno de la obra que "el paso de los años no hace más que rejuvenecerla"

"Evita", vuelve un mito

El asturiano Nacho Artime fue uno de los productores de "Evita", musical que ha vuelto a restablecerse con intensidad y éxito, y en una nueva versión, en Madrid, que nació en Canarias con Jaime Azpiricueta. La obra, cuyos derechos lograron Artime y Jaime Azpiricueta, levantó pasiones en la España de los ochenta. No en vano ambos fueron dos de los grandes promotores de los grandes musicales, entre ellos "Jesucristo Superstar".

" 'Evita'" es, sin duda alguna, uno de los grandes musicales de todos los tiempos. El paso de los años no hace sino que rejuvenecerla, a la vez que -curiosamente- se va convirtiendo en un clásico", dice Artime en un artículo del que se recogen algunos extractos en esta información. Y añade al respecto del género que "por eso se explica este renacer de los últimos tiempos que vuelve a los escenarios en olor de multitudes en compañía del resto de unas óperas rock de los 70 que marcaron aires nuevos y toda una época".

Reflexiona Artime sobre dos de los impulsores de género tan artístico como rotundo: "Webber y Rice, los dos jovencísimos triunfadores con el bombazo de 'Jesucristo Superstar', tenían un grave dilema. ¿Cómo y con qué dar continuidad a ese musical tan aclamado y rompedor? No querían ser autores de un solo hit, cosa tan habitual en aquella época tan creativa".

Hasta que una emisora le dio una nueva visión: "Un programa de radio de la BBC le encendió a Rice su estupenda fábrica de ideas. Escuchó una 'bio' de Eva Perón y no dio crédito a lo que estaba escuchando", detalla Artime, que añade al respecto del origen del musical: "Pero, intrigado, se fue a Buenos Aires a la busca de la verdad de ese mito. Webber, por otra parte, hacía un montón de melodías porque estaba en la cima de su probada genialidad. De ahí nació ya el no menos mítico 'No llores por mí Argentina', al que Rice puso una notable letra, pero precisamente el estribillo no queda muy claro. Tal vez forzado por la bellísima melodía, fue, sin embargo, un gran hit mundial".

Cuenta Artime que antes que nada "Evita" fue disco de éxito y que le abrió las puertas de los grandes teatros: "La versión española -de la que fui uno de los afortunados productores (fuimos 16, y coautor de las letras y productor ejecutivo del disco millonario en ventas)- tardó casi 4 años en llegar por culpa de unas curiosas circunstancias muy largas de contar".

Aunque Artime sí que desvela parte del camino para estrenarla: "Sí quisiera decir que el primer proyecto, costosísimo para la época, fue puesto en marcha gracias al empeño de Rocío Jurado en ser 'Evita'. Un viaje con ella a Londres para ver el gran hit que se estaba produciendo le disipó cualquier duda. Por problemas de cuerdas vocales, fue un proyecto imposible con esa estrella tan espectacular. Pero ya se había prendido la llama y sólo nos faltaba encontrar a nuestra Eva. Siempre estaré agradecido a la 'Más Grande' ", apunta el autor asturiano, que cuenta cómo se llegó a la "Evita española: "Apareció milagrosamente Paloma San Basilio, estrella emergente, y nadie se retiró del proyecto inicial. Tres años y medio duró el espectáculo. Seis meses en América. Y uno de los mayores éxitos del teatro musical en nuestro país".

Explica Artime el origen de la creación del musical por parte del autor original: "La brillante idea de Rice fue hacer un guiño en el tiempo y unir y juntar en el propio escenario al Che Guevara y a Evita en un duelo inolvidable. El Che era aún niño cuando Evita llegó a la gloria. Pero esa idea de la estrella populista que fue muy mala actriz pasada por la crítica despiadada del Che que la acosa para desmitificarla da un enorme juego escénico. Y precisamente esa pelea dialéctica es la que ahora cobra en esta España convulsa una inquietante lectura, que en el 80 no ocurría por la democracia recién estrenada".

Hay además, relata el productor asturiano, una interpretación política: "Rice pone en boca del Che frases memorables que hoy cobran incisivo valor. Es demoledor el principio de la obra que ante la muerte y el entierro ya se llama 'Oh que gran circo; oh que gran show'. ¿ De qué nos suena ahora? 'Llegó a ser grande y se lo creyó', más de lo mismo. Y ese lamento desde la izquierda de utilizar el populismo más rastrero por una mujer cargada de joyas y de falso glamour, sigue más presente que nunca".

Añade otra explicación sobre el desarrollo de la obra: "Uno de los números de la ópera se llama 'Todo es posible en política'. Terrible letra para un juego de las sillas por el poder hasta que Perón se queda con el gran sillón. Ese juego me suena. Sin embargo, hay una curiosa dicotomía en la irresistible ascensión de Evita al poder. El tufillo fascista era inevitable. Ella, inculta pero listísima, vio en los sindicatos de izquierdas sus grandes aliados. Fue la reina del sindicalismo. Los utilizó a base de latiguillos y discursos con su famoso "verbo encendido". Y todos tan unidos. 'Mein Kampf' ('Mi lucha') era el tristemente célebre libro de cabecera de Hitler. 'La razón de mi vida", a imagen y semejanza, era el de Evita".

Relata Artime el final de la que fuera y es símbolo de la Argentina peronista: "Murió a los 33 años. Como Cristo. De ahí lo de Santa Evita y la petición formal de Perón al Papa Pío XII para su beatificación. Un famoso anatomista español, el aragonés Doctor Ara, embalsamó con mano maestra el cadáver de Evita. La historia de ese cadáver que fue robado del edificio de los sindicatos y que viajó por medio mundo hasta que llegó al salón de la casa de Perón en Madrid da para otra macabra tragedia".

Una vida extraña, apunta el productor asturiano, que se refleja en "tan singular mujer, tan peculiar estrella, que ya descubrió en la radio su medio perfecto de propaganda que tanto la ayudó al triunfo -como ahora las redes sociales y la televisión- y que tuvo la vida más inverosímil que se pueda imaginar. Nunca la realidad superó tanto a la ficción. Hasta tal punto, que me contó el productor de la obra en Londres que en muchos países tenían que poner un pequeño programa en cada butaca de los teatros advirtiendo al espectador de que iba a ver una historia real".

Y, cómo no, Artime remata su reflexión con la visión del mundo de Evita: "Su odio a la oligarquía bonaerense, que siempre la despreció y la llamaba 'la corista', fue una encarnada lucha que acabó ganando. Un famoso presentador de televisión argentino me contó en Buenos Aires una cosa curiosa. The Opera House se llama el Gran Teatro Colón. Y Evita le decía que cuando realmente se sintió poderosa fue cuando por primera vez se fue al palco real vestida de reina y toda la oligarquía se puso a sus pies. Eso era para ella el verdadero poder. No veo yo a Pablo Iglesias de smoking en el palco real del Real. ¿Pero a la Colau en el palco del Liceo? Todo se andará", ironiza Artime en su conclusión sobre una obra que evidentemente tiene gran calado político.

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