Para el gijonés Ramón Lluis Bande el éxito en el festival de Cine Europeo de Sevilla ya estaba conseguido antes de la proyección de "Vida vaquera" porque su documental participa en la sección oficial "Las nuevas olas" donde compite con grandes nombres de la cinematografía europea como Sergei Loznista, Eugene Green, Rita Azevedo, Ben Rivers o Jonathan Litell. Pero el estreno superó todas las expectativas, con un público entregado y conocedor de la filmografía del cineasta asturiano y que participó activamente en el encuentro posterior. "Vida vaquera" es un retrato de la vida cotidiana de una de las últimas familias que hacen trashumancia en Asturias.

Una especial trashumancia, como resaltó Bande, al disponer de casa de verano e invierno, arriba en la montaña y abajo en el valle. La película recoge parte de las imágenes de la serie "L´alzada". Pero "Vida vaquera" va más allá, al aligerar el protagonismo etnocéntrico y etnocultural de la serie y central la vida laboral como eje estructural. Un trabajo que se ve en doble dirección, ya que documenta el trabajo del equipo documentando el trabajo de otra gente. "Se trata de una mirada horizontal en la que los protagonistas y nosotros compartimos trabajo", indicó Bande, que reivindicó la importancia del trabajo comunitario de los vaqueiros, a los que describió como "una sociedad primitiva, una sociedad precapitalista y comunista en el sentido que prioriza lo comunitario sobre la individualidad".

La película muestra el paisaje somedano, pero muy alejado de la visión folclórica y de publirreportaje, como la de la reciente campaña de una marca de ropa. "El paisaje no es un espacio natural inalterable, sino una construcción del trabajo de la comunidad vaquera" resaltó el director. Una cultura que, en su opinión, va a desaparecer en los próximos años, motivo por el que se planteó hacer "una elegía de una forma de vida que se irá, porque de hecho ya solo hay cuatro familias que practican l´alzada, el traslado anual de su ganado y sus casas". La estructura está dividida en tres partes, siendo la primera un prólogo con textos de Jovellanos sobre los vaqueiros acompañadas de fotografías una de las últimas alzadas de los años setenta en blanco y negro de Maria Cátedra que las cedió al Museo Etnográfico de Asturias. La segunda parte recoge un año de trabajo en la comunidad, ocupando la mayor parte del metraje y la tercera es un epílogo, "un ejercicio de memoria oral en el que María Fernández ejerce de portavoz de la comunidad, contextualizando la vida tradicion la mediante una tertulia con Xosé Antón Fernández, Ambás".

El final llega con los títulos de crédito y la canción "Tengu lus guechus hinchaus" interpretada por Juan Uría Ríu y compilada por Alan Lomax en los años cincuenta del pasado siglo. El director, que estuvo acompañado por su productora Vera Robert, habló durante más de media hora con el público entre el que había una destacada presencia asturiana, con gente procedente de Langreo, Luanco o Ribadesella. La sorpresa llegó cuando Bande fue felicitado por un vaqueiro de Salas, que ahora vive en Sevilla. Un claro ejemplo de que la trashumancia laboral sigue existiendo en Asturias.