Grandes dosis de acción, un reparto multiétnico liderado por una heroína (Felicity Jones) y una firme apuesta por el concepto de rebeldía que definió la trilogía original son los ingredientes de "Rogue One: Una historia de Star Wars", primer "spin off" de la saga galáctica, que se estrena este jueves.

Hay quien ha querido ver en esta nueva entrega, dirigida por Gareth Edwards ("Godzilla"), un mensaje anti-Trump, tanto por la diversidad racial y de género de sus héroes -una panda de marginados- como por la invitación a la rebelión individual, ante la ausencia de liderazgos claros, para hacer frente al mal, es decir, al Imperio. Pero lo cierto es que las lecturas políticas y la relación entre el poder y el individuo siempre han formado parte del universo concebido por George Lucas a finales de la década de los 70, y en concreto la apología de la subversión como camino hacia el heroísmo definió los episodios IV, V y VI.

La trama se sitúa temporalmente justo antes del episodio IV y gira en torno al robo de los planos de la Estrella de la Muerte, una poderosa arma de destrucción masiva en manos del Imperio. Jyn Erso, el personaje al que interpreta Felicity Jones, se reserva un papel protagonista, lo que confirma el giro femenino de "Star Wars" tras el episodio VII, "El despertar de la fuerza", con Daisy Ridley (Rey) a la cabeza. Flanqueándola, destacan el mexicano Diego Luna, el afroamericano Forest Whitaker y el danés Mads Mikkelsen, que amplían el crisol cultural del reparto.

Visualmente, Edwards ha tomado como referentes para las escenas de lucha la II Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, buscando un mayor realismo. Casi todo el rodaje se llevó a cabo en los estudios Pinewood de Londres, con exteriores en las islas Maldivas y Jordania.

El trabajo de Edwards no ha estado exento de cierta polémica, al desvelarse hace unas semanas que algunas tomas se habían rodado de nuevo bajo la dirección de Tony Gilroy -coguionista del filme junto con Chris Weitz-, aunque con toda seguridad estos rumores pasarán a un segundo plano en cuanto el público vea el resultado final.

Medios especializados estadounidenses estiman que "Rogue One" puede recaudar en EE UU en torno a los 130 millones de dólares, frente a los 248 millones que consiguió el Episodio VII en su primer fin de semana. Por su parte, en España las preventas han alcanzado las 70.000 entradas vendidas, según datos facilitados por Disney.