Los Reyes Magos recuperaron ayer sus vestimentas clásicas para visitar a los niños de Madrid, después de las críticas del pasado año por exhibir coloridos trajes lejos de la tradicional vestimenta de los Magos de Oriente.

Entre amplias medidas de seguridad, la comitiva real partió a las 18.30 horas desde la zona de Nuevos Ministerios de Madrid en dirección a la plaza de Cibeles en un gran desfile con 30 escenas y doce carrozas que tiene como eje principal la curiosidad, concebida como un cuento infantil. Aunque las carrozas de Sus Majestades fueron las últimas en salir, a partir de las 19.30 horas los niños ya pudieron ver a los Reyes en la zona de Nuevos Ministerios.

Si el año pasado fueron criticados por haber lucido unos coloridos trajes que fueron comparados con "cortinas de ducha", en esta ocasión Sus Majestades han sacado de nuevo las tradicionales capas, dorada en el caso de Melchor, roja en el caso de Gaspar y marrón para Baltasar.

Al igual que sucedió en la cabalgata del año pasado, un pelotón fugaz de 300 ciclistas abrió el gran desfile madrileño, en el que tampoco este año participaron más animales que los caballos de los agentes de Policía, pues, aconsejados por la alcaldesa Manuela Carmena, Sus Majestades optaron por dejar a sus camellos en Oriente y ayudarse de triciclos para repartir los regalos.

La novedad de este año es que la cabalgata contó con intérpretes que narraban en lengua de signos el relato de varias carrozas con el objetivo de hacer más accesible el desfile.

Este año el desfile contó con un "blindaje" especial de seguridad que supuso un mayor número de agentes, la prohibición de que circulasen camiones y la colocación de elementos pesados en algunos puntos.

Mientras, la cabalgata de los Reyes Magos de Vic (Barcelona) se desarrolló con normalidad y con el protagonismo de los niños, con numerosos farolillos independentistas, aunque predominaron los farolillos multicolores tradicionales.

La cabalgata transcurrió por las calles de la población sobre un recorrido de algo más de un kilómetro entre el paseo de la Generalitat y la plaza Mayor, donde se congregaron miles de personas para que los niños recibieran a los Reyes Magos de Oriente.

En la comitiva que acompañó el paso de Melchor, Gaspar y Baltasar participaron más de 800 personas y doce carrozas, se quemaron unas cuatro toneladas de teas de pino y se repartieron 1.500 kilos de caramelos.

En la cabalgata se exhibieron muchos farolillos independentistas que portaban niños y padres, pero éstos no predominaron sobre los farolillos multicolores tradicionales.

La exhibición de estos farolillos con la bandera estelada es un gesto que se viene repitiendo en los últimos años en la cabalgata de Vic, pero que en esta edición ha suscitado una mayor polémica por el efecto de la retransmisión por parte de TV3, que cada año escoge la de un municipio.

La polémica surgió a principios de esta semana tras conocerse que la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural -que finalmente se ha desmarcado- iniciaron una campaña para animar a la población a recibir a los Reyes Magos con "farolillos de la estelada" en esta cabalgata, lo que ha generado críticas tanto de la oposición como de la Delegación del Gobierno en Cataluña y de entidades como Societat Civil Catalana.