La cena de gala en el Palacio Real ofrecida por los Reyes al presidente de Argentina, Mauricio Macri, y a su esposa, Juliana Awada, puso la guinda a la primera jornada de su visita a España, con la asistencia de numerosos representantes de instituciones y partidos, aunque con la ausencia de Podemos.

La de Macri es la primera visita de máximo nivel desde la protagonizada por el entonces presidente de Perú, Ollanta Humala, desde julio de 2015, por lo que hacía tiempo que el comedor de gala del Palacio de Oriente no lucía sus mejores galas.

Los alrededor de 120 comensales saludaron a los Reyes, a Macri y a la primera dama argentina en el Salón del Trono como preludio al banquete.

Los cuatro lucieron las máximas condecoraciones entregadas por ambos gobiernos, en el caso de los Reyes, de la Orden del Libertador San Martín, y de Macri y Awada, de la Orden de Isabel la Católica, ellos en formato collar y ellas, gran cruz. La Reina consorte lució por primera vez la tiara de la Flor de Lis, la joya más importante del joyero de los Borbón. Acompañando a la corona, la Reina eligió las Pulseras Gemelas y unos pendientes, que pertenecían a la princesa Victoria Eugenia de Battenberg.

Doña Letizia exhibió traje negro, con banda azul celeste, mientras que Awada optó también por un vestido sin mangas, aunque de tono nude. En sus discursos en el comedor de gala, tanto el Rey como Macri no escatimaron palabras para destacar los fuertes lazos entre ambos países. Macri confesó "tener un problema", y es que Antonia, la hija de cinco años que tiene con su actual esposa y que también ha viajado a España, le rogó "quedarse a vivir" en el palacio de El Pardo, donde se alojan.

"No sé cómo vamos a resolver este tema", apuntó el mandatario con tono de humor. El menú lo confeccionó el chef Óscar Velasco, que preparó, de primero, sopa de champiñones, puerros y huevos de codorniz, seguido de lomo de bacalao al horno, tomate, papa canaria, pimiento rojo y sésamo. De postre, "mousse" de chocolate al aceite de oliva con horchata de avellana.

El banquete se amenizó con la actuación de la banda sinfónica de la Guardia Real desde una sala anexa. El repertorio incluyó piezas argentinas y españolas. Y como remate, "Volver", la canción más mítica del inmortal Carlos Gardel, como guiño a una jornada llena de buenos deseos.