A Mario Casas se le ve hambriento. No en un sentido físico, ya que el intérprete asegura que desde que está en Asturias come "demasiado, muy bien, pero demasiado", sino en el ámbito artístico. Está hambriento de buenos papeles, de esos que hacen que un intérprete progrese en su carrera y deje de ser valorado únicamente en función de su físico. Por eso, Casas no dudó en hincarle el diente, con fuerza, a Martinón, el alimañero que centra la acción de "Bajo la piel de lobo". La película escrita y dirigida por el noreñense Samu Fuentes y que actualmente se rueda en los Oscos.

"Es difícil hablar de una película cuando estás en pleno rodaje y no está aún cerrada, pero me parece que tenemos una gran película aquí, creo que 'Bajo la piel de lobo' es especial y va a dar que hablar", explicaba ayer Casas sobre el proyecto, en un encuentro con la prensa en La Rectoral de Taramundi en el que también participaron Samu Fuentes, las dos coprotagonistas del filme, las actrices Irene Escolar y Ruth Díaz, el también actor Quimet Pla y el productor Joseba Garmendia.

La presencia del trío protagonista permitió comprobar un aspecto importante para la película: el contraste entre la rotunda figura de Casas, que ganó doce kilos de peso para la película, y la estilizada silueta de Irene Escolar y Ruth Díaz. "Mi personaje, Martinón, es un tipo que, desde que es un niño y pierde a sus padres, vive solo en el último pueblo remoto en la montaña. Es un cazador y baja todas las primaveras a vender las pieles. Samu y yo coincidíamos en que debía ser un tipo grande, que fuera un contrapunto con los dos personajes femeninos y que físicamente diera miedo y respeto, como el que puede dar un lobo", explica Casas.

Su receta para coger peso, clara y sencilla: "Comer, comer y comer. Y aquí en Asturias sigo comiendo y va a llegar a un punto en que voy a acabar la película con treinta kilos de más", bromeaba Casas. Ya en serio, el intérprete reflexionaba sobre la necesidad de afrontar estos retos, estos sacrificios también, para trazar la carrera que quiere tener: "La referencia es como me gusta ver el cine como espectador. Y me gusta ver carreras en el cine español como pueden ser las de (Luis) Tosar, la de (Javier) Bardem, Raúl Arévalo, si giro fuera Tom Hardy y Jake Gyllenhaal... Hay actores a los cuales yo les tengo muchísimo respeto y te marcan un camino. Y para mí ese camino es ir transformándote si tienes la posibilidad y tienes grandes guiones, como es este caso, que te dan la oportunidad de construir un personaje de una manera emocional y física mucho más notoria que otros guiones u otros proyectos".

El trabajo físico es solo una parte de la preparación del personaje. Casas destaca además la labor de los maquilladores y los responsables de peluquería, que dedican cada día hora y media a pulir el aspecto de ese alimañero al que interpreta.