La hija más ilustre de Longoria pisó ayer, por vez primera, esas tierras de Belmonte de Miranda. La actriz norteamericana Eva Longoria, cuyos antepasados emigraron desde Asturias al Nuevo Mundo en los albores del siglo XVII, cumplió ayer su viejo anhelo de retornar, siquiera por unas horas, a su patria de origen. "Quería venir desde hace mucho, pero nunca tenía tiempo. Estoy muy feliz por haber podido hacerlo", declaró Longoria a su llegada, precisamente, a Longoria. El lugar del que procede su apellido.

La actriz, mundialmente conocida por su papel de Gabrielle Solís en la serie de televisión "Mujeres desesperadas", llegó al Aeropuerto de Asturias al mediodía, en un vuelo privado procedente de La Rioja. La acompañaban su marido, José Bastón, y su amiga María Bravo, quienes estuvieron con ella durante toda su travesía por tierras asturianas.

La búsqueda de sus raíces ha sido casi una obsesión para la actriz norteamericana que, según confesó ayer, se hizo unas pruebas de ADN que corroboraron que sus raíces eran, efectivamente, asturianas. Por eso, su primera escala en Asturias fue la tierra de sus antepasados: el concejo de Belmonte de Miranda.

En Longoria, la expectación ante la probable visita de la estrella de Hollywood era máxima. Pero Eva Longoria se hizo de rogar: pasada la una del mediodía, el autobús que transportaba a la actriz y sus acompañantes pasó junto a la pequeña localidad sin detenerse. Y es que su primera escala fue la capital del concejo, Belmonte. Desde allí, la comitiva se dirigió a San Bartolomé, donde Longoria visitó la iglesia y el cementerio parroquial, donde se conservan escudos que atestiguan la notoriedad que alcanzó su familia antes de emigrar a América.

Durante la visita, Javier Cancio explicó a la actriz los vestigios que quedan de tiempos de su familia, tanto en San Bartolomé como en Pumarada. De ahí, la comitiva se dirigió a Longoria, donde los vecinos esperaban a la intérprete para compartir con ella una tradicional espicha asturiana.

"Es mi primera vez en Asturias, en el norte de España, y me encanta. Hay una gran diferencia con el sur o con Madrid: es más verde y? guau? ¡bonito! Aunque me dicen que no hace siempre este tiempo, que 'I brought the Sun', que yo traje el sol. Estoy feliz", exclamó Longoria al llegar, valga la redundancia, a Longoria. La actriz no resistió la tentación de fotografiarse en la señal de entrada al pueblo, posando con su marido y con su amiga María Bravo, tocando el rótulo en el que figuraba su apellido, en castellano y asturiano, disfrutando de su retorno a la tierra prometida. Juan José Rodríguez, con traje regional y gaita resonante, la escoltó hasta el palacio de Longoria, donde la actriz no dudó en atender a los vecinos que la esperaban a las puertas.

Allí la recibieron Ubaldina López y sus hijas, Rosa y Herminia Fernández, anfitrionas de la actriz en su viaje a la localidad. En su honor, las mujeres habían preparado una espicha tradicional, a base de tortilla, embutidos de la zona y quesos variados del país -Afuega'l Pitu, Cabrales y La Peral-, además de empanada y unos bollos de chorizo realizados por la familia, con pan de escanda. Todo ello regado con sidra y vino de Cangas, y complementado con un postre a base de arroz con leche y mermelada casera de naranja. Durante la velada, la familia Fernández López enseñó a la actriz el reportaje que LA NUEVA ESPAÑA publicó sobre la localidad el miércoles: "El edén asturiano de Eva Longoria".

"He comido de todo. El vino me está tocando. Para la dieta es muy peligroso estar aquí, porque voy a engordar. ¡Por eso me voy!", bromeaba la actriz, en un castellano fluido, al salir de la espicha, provocando las risas de los vecinos. Longoria prometía, no obstante, retornar a estas tierras: "Quiero volver a Asturias con mi papá, porque él está siempre buscando nuestras raíces, a nuestra familia. Quiero que venga a ver la casa (de Rosa Fernández) y esta tierra".

El interés de la familia Longoria por desentrañar sus orígenes, en todo caso, no se limita a una generación. Según reveló la actriz, en Texas, donde nació, los Longoria aún conservan parte de los terrenos en los que se instalaron hace cuatro siglos, cuando desembarcaron en los Estados Unidos: "Es raro, pero todavía tenemos, en Texas, tierra que regaló el Rey de España en 1603. Todavía tenemos esta tierra, y tenemos vacas y todo. Parece Asturias, un trocito de Asturias en Texas. Es lo mismo, cuatrocientos años después. Texas está en Asturias".

Al salir de la espicha, la actriz atravesó de nuevo el pequeño pueblo de Longoria, volvió a mirar el rótulo de entrada y dedicó sonrisas y abrazos a sus anfitriones. "Me encanta Asturias", insistió Eva Longoria, antes de dejar la tierra de sus ancestros para poner rumbo a Oviedo, donde pasó la noche y tenía previsto cenar en "La Taberna del Zurdo". La actriz dejará hoy las tierras asturianas, aunque se va con la promesa de un próximo retorno.