Palm Beach, la localidad del sur de Florida que atrae desde hace décadas a millonarios y famosos y es visitada con frecuencia por el presidente Donald Trump, perdió uno de los símbolos de su exitosa relación con el dinero y el poder. La joyería de lujo y relojería Cartier, que abrió sus puertas en 1924, las cerró ayer "de manera permanente", como reza un aviso en la web de la marca francesa. Cartier no ha dado explicaciones del cierre, que sucede paradójicamente cuando el nombre de esta localidad a 105 kilómetros al norte de Miami suena en medios internacionales por las visitas de Donald Trump a su club Mar-a-Lago y algunos ven en ello la posibilidad de captar nuevos turistas.