España es país fuerte en Eurovisión, de los "Big Five" dicho en la jerga festivalera. La jerga es el inglés, que tanto se usa en tal evento. Hasta el punto de que absorbió a casi todos, incluidos términos de este artículo. En España ya habíamos hecho un intento "a la francesa" con aquel estribillo de José Vélez "Voulez-vous danser avec moi?". Eso sí, Vélez enseguida lo decía en español cual traductor instantáneo de Google: "¿Quieres que bailemos un vals?".

Entonces, recuerdan los más talludos seguidores del festival, estaba muy de moda el francés. Ganaba mucho Luxemburgo, Francia o quedaba bien clasificada Bélgica (por cierto, Bélgica quedó cuarta el pasado sábado en Kiev con una gran canción, en inglés).

El caso es que cuando la cosa iba de puesta en escena estrafalaria, España acudió por accidente con Rodolfo Chikilicuatre y cuando la cosa va de volver a sus orígenes (todos dicen que lo étnico se impuso este año), cambiamos el registro.

Ahora ganó un portugués con una pieza anti-festival, pero una canción "guapa", que se dice en la calle. Anti-festival nació "Eres tú" y es una maravillosa canción, que fue maravillosamente interpretada por "Mocedades", que además tiene récord de puntos ("pero no queremos ponernos gallitos", bromearon). "Eres tú" no ganó, pero sonó en medio mundo, incluido Estados Unidos. Había pieza y grandes voces. La puesta en escena era secundario.

El portugués Salvador Sobral ganó por primera vez para Portugal (se hizo justicia, por fin) con "Amar pelos dois", que tiene ese registro de antaño.

Ahora bien, no nos pasemos de frenada, que las producciones eurovisivas han sido todo un avance tecnológico, un "pasón" de montaje y organización, una muy cuidad evolución que no vino nada mal para que el evento no muriera de un ataque de caspa.

De lo que se trata es de coger el paso y no andar con muchos vaivenes, de funcionar con el aire de cada tiempo, pero sin saltarse los tiempos. Y eso; pillar a "Mocedades", al Dalma, a las "Azúcar Moreno", la Karina, Betty Missiego, Peret, Rosa de España, Ruth Lorenzo, Pastora Soler o el "La, la la" de cada momento. No pasarse de vintage, que el año que fue "El Sueño de Morfeo" a Malmö (Suecia) representaba al Reino Bonnie Tyler, y la descabalgaron en la clasificación. A toda una reina de la escena musical disco-pop.

Tampoco hay que descartar que surja algo nuevo que arrase. No ocurrió con Manel Navarro, pero no es como para echarlo a los leones, que parece el deporte nacional. El jovencísimo cantante lo mismo pega un pelotazo en un par de años y habrá un envaine general.

Y es que Eurovisión cambió de filosofía en todos los aspectos, o está partida en dos filosofías: antes era asunto patriótico; ahora ya no lo es, excepto para los países de Este, que andan en disputas y puteos políticos cada año (depende dónde esté el conflicto, aunque a Rusia le vienen cayendo diversos chorreos). En cambio por aquí, por los países clásicos del festival, el patriotismo se apagó (menos mal) y quedó en espectáculo televisivo familiar, que aún aguanta el tirón del paso del tiempo. La misma teoría vale para las canciones y sus intérpretes: déjense ir y que cada país ande listo para ponerse al rebufo bueno, que este año fue vintage; pero el próximo puede ser virtual o interestelar.