La fama puede ser un mundo demasiado grande para algunas estrellas, y aunque consigan despegar de nuevo, se apagan por un tiempo hasta volver con fuerza. Es el caso de Sinéad O'Connor, la intérprete de "Nothing Compares U2". El martes por la noche publicó un vídeo en Facebook desde un motel de carretera hablando de sus problemas mentales, de su depresión y de su trastorno bipolar diagnosticado en 2003. En él manifestaba sus sentimientos y reconocía que estaba: "enfadada ya que nadie se haría cargo de mí, específicamente por tener tendencias suicidas". Ayer su familia tranquilizó a los seguidores de la cantante irlandesa confirmando que estaba "a salvo" y "sin actitudes suicidas" en un hospital de New Jersey.

La "princesa del pop" también llevó las enfermedades mentales a la prensa, primero en su peor momento y después como un ejemplo a seguir. En septiembre de 2006, Britney Spears tuvo su segundo hijo, Jayden James, que fue el desencadenante de su depresión posparto. Dos meses después se separó de su marido Kevin Federline y comenzaron sus ataques de furia en público, se afeitó la cabeza y agredió a varios paparazzis. Su trastorno bipolar fue diagnosticado en el centro de rehabilitación "Promises" de Malibú, donde ingresó voluntariamente en febrero de 2007 por su adicción a la cocaína. Su paso por la clínica devolvió el espíritu a la cantante: retomó su relación con sus hijos y su ex marido, publicó su sexto álbum, "Circus" y colocó su single "Womanizer" en la primera posición de las listas de ventas.

Aquellos que reciben una popularidad repentina son los primeros en tener dificultades emocionales y la juventud tiene más posibilidades. Con tan solo 18 años, la actriz y cantante Demi Lovato ingresó en una clínica de rehabilitación por un compendio de problemas, entre los que se encontraban un trastorno bipolar que derivó en una fuerte depresión junto a una mezcla de adicciones y bulimia. La protagonista de la película "Camp Rock" y ex estrella Disney lanzó un nuevo disco, "Unbroken", el año siguiente de su recuperación y con el tiempo se ha convertido en un ejemplo de superación para sus seguidores.

Dentro del campo de la interpretación hay casos en los que la melancolía trasciende los límites. El actor de "Mad Men" Jon Hamm también admitió que a los 20 años hizo frente a una depresión crónica por la muerte de su padre. También el protagonista de la serie "Arrow", Colton Haynes, desveló el año pasado que había pasado por una fuerte depresión en la que había ingerido grandes dosis de alcohol y otras sustancias para mantener a raya el dolor y, con ayuda, consiguió dejar atrás una temporada oscura.