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JAMES COSTOS | Diplomático estadounidense. Obama le designó embajador de los Estados Unidos en España, cargo que desempeñó hasta enero. Veranea en Mallorca con su pareja, Michael Smith

"Ya no se mira a la Casa Blanca en busca de un líder, Donald Trump no está a la altura"

Michael Smith y James Costos, en la terraza de la suite presidencial del GPRO Valparaíso Palace & Spa de Mallorca. VANESSA SÁNCHEZ

Sorprende que James Costos (Lowell, Massachusetts, Estados Unidos, 1963), quien fuera el embajador de Estados Unidos en España hasta el pasado 20 de enero, hable tan poco español. Tras ocho años de estancia en nuestro país, apenas se atreve con un "muchas gracias" y cuatro frases más de cortesía aunque, asegura, entiende más de lo que parece. Enamorado de Mallorca -isla que visita desde hace más de una década en compañía de su pareja, el decorador de interiores Michael Smith-, Costos recibió el pasado lunes el premio "Mallorquín de verano", un reconocimiento lleno de gratitud por promocionar el archipiélago por todo el mundo. "Es todo un honor recibir un homenaje por el simple hecho de amar esta tierra". Y aunque en principio rehúsa hablar de política -"ya no ejerzo ningún cargo"-, no puede evitar acordarse del que estuvo ( Barack Obama) y del que ahora está ( Donald Trump).

- No podemos empezar esta entrevista sin hablar del reciente atentado terrorista en Barcelona, una tierra que usted ama tanto.

-En primer lugar me gustaría transmitir a España mis condolencias por este terrible ataque, y especialmente a todos los ciudadanos de Barcelona, ciudad que conocí muy bien como embajador. Por otra parte, quiero lanzar un mensaje de confianza. Debemos seguir trabajando todos juntos a nivel mundial, con una coordinación entre todos los servicios de Inteligencia y las fuerzas y seguridad del Estado.

- Pero es tan difícil prever este tipo de ataques...

-Sé con conocimiento de causa que el trabajo que se realiza en España en materia de seguridad es excelente y, luego, la manera de actuar y de responder cuando ocurre una tragedia de esta magnitud es sobresaliente. Hacía mucho tiempo que en España no se producía un atentado yihadista cuando, en otras capitales europeas (Bruselas, París, Londres...) estaban ocurriendo, así que eso es un mérito de la Policía. Es cierto que es muy difícil prever, adelantarse y controlar estos ataques a nivel mundial porque, además, cambian de "modus operandi" cuando menos lo esperamos.

- ¿Y qué más podemos hacer?

-Seguir trabajando duro y colaborar con todos los países en ese intercambio de información. De esta manera podremos tener más herramientas de seguridad para poder garantizar la protección de todos los ciudadanos del mundo.

- Hace siete meses que dejó de ser el embajador de Estados Unidos en España, cargo al que llegó de la mano de Barack Obama. ¿Cómo es su vida ahora? ¿Ha perdido la relación con el expresidente?

-Pues continúa igual porque sigo colaborando con Obama, a través de su fundación y de su centro presidencial. Tanto Barack como su mujer, Michelle, siguen siendo muy activos y apoyan las mismas causas que en su etapa en la Casa Blanca. Están con proyectos que tienen que ver con el medio ambiente, las tecnologías, la innovación, la seguridad... están también entrenando a jóvenes para que puedan convertirse en futuros líderes. Seguimos teniendo una muy buena relación. Y en mi trabajo en el sector privado, mantengo los lazos que ya construí con empresas de España, así que intento seguir tendiendo puentes entre ambos países.

- ¿Puede dibujarnos cómo es su país después de Obama?

-Son tiempos difíciles para los Estados Unidos. Honestamente, hay una gran diferencia de cuando Obama era el líder de nuestra nación a ahora con Donald Trump. Desde mi punto de vista, veo que mucho del gran trabajo que se hizo en la etapa anterior ahora está sufriendo un duro golpe bajo el mandato de Trump. Yo esperaba que Donald Trump cambiase al convertirse en presidente, pero ahora que han pasado seis o siete meses, no hemos visto que se esté comportando como se supone que tiene que hacerlo un presidente de los Estados Unidos. Recuerdo que Michelle Obama, en un mitin de campaña, dijo que "la Presidencia no cambia quien eres, sino que revela quien eres". La presidencia de Trump está mostrando quién es él realmente.

- ¿Peligran las buenas relaciones que se tienen con España?

-Afortunadamente no, porque las relaciones, especialmente la que tiene EE UU con España, son fuertes en el ámbito privado, y confío en que esto no cambie porque se establecieron hace muchos años. El problema es que Trump no está a la altura. Ahora ya no se mira a la Casa Blanca en busca de un líder; la gente prefiere mirarse entre ellos y continuar trabajando como se estaba haciendo hasta ahora.

- ¿Qué balance hace de su etapa en nuestro país?

-Mi relación con España es larga. Llegué a Mallorca hace doce años, como ciudadano anónimo, y después, ya como embajador, estreché aún más lazos de amistad. Mi cargo hizo que pudiera tener contacto con diferentes sectores: políticos, militares, empresariales...

- No era usted un embajador al uso, su casa siempre estaba abierta.

-Es lo que queríamos hacer, imitar el ejemplo de Barack y Michelle Obama, que abrieron la Casa Blanca a todos. La idea de Michael (Smith, su pareja) y mía era que se estableciesen relaciones y que la gente se conociera y pudiera emprender nuevos negocios.

- Barack Obama fue su gran valedor. ¿Qué nos podría decir de él que no sepamos aún?

-(Risas) Es interesante porque lo único que puedo decir es que de Obama lo sabemos todo, porque nos lo ha enseñado todo. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Donald Trump, porque él siempre se está contradiciendo en sus declaraciones. Barack Obama es quien es, es la misma persona que veis, tanto en su faceta pública como en la privada.

- Veranea desde hace más de una década en España, en concreto en Mallorca. ¿Qué significa esta isla para usted?

-Mallorca para mí, y hablo en nombre de Michael también, es el lugar más feliz del mundo para nosotros. Amamos esta isla. Y déjame compartir un sentimiento...

- Adelante.

-Estábamos en el año 2013, se celebraba el tercer aniversario del nacimiento de Fray Junípero Serra. Se realizó un gran homenaje en los Estados Unidos, de hecho, yo viajé en el avión de las Fuerzas Armadas que nos trasladó hasta California con el Rey Felipe y la Reina Letizia. Hicimos una visita a las misiones de Santa Bárbara, Carmelo... Me empapé de su mensaje y de que nunca regresó de vuelta a Mallorca porque falleció allí. Fue muy emocionante para mí porque había muchas similitudes en nuestras historias. Yo fui elegido como embajador de los Estados Unidos desde California para regresar a España y completar la misión. Para mí fue como cerrar el círculo, regresar a casa por él.

- Si pudiera definir Mallorca en una sola palabra, diría...

-Extraordinaria.

- Eso deben pensar los miles de turistas que visitan la isla estos días. ¿Ha oído hablar de la turismofobia?

-Sí, claro. El turismo es muy importante para la economía local, pero también entiendo que los mallorquines se merecen un visitante que respete su tierra. Hay que convivir y buscar equilibrios.

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