El derbi asturiano es un partido que traspasa los límites regionales del Principado. Por muchos lugares ajenos a Asturias, el duelo más esperado de los últimos 14 años se vivió con intensidad. Incluso más allá del charco, aficionados de los dos equipos echaron mano de sus camisetas. Adaptaron su reloj para sincronizarse al uso horario diferente. Y se engalanaron con la bandera azul. Todo para ver a su Sporting o a su Oviedo contra el máximo rival.

En México, la peña Azul Lángara se juntó en su local de referencia para seguir las evoluciones del encuentro. Ni siquiera el terremoto de 8,2 grados que anteayer sacudió el país azteca pudo impedir que los cerca de 60 aficionados del Oviedo estuvieran pendientes de su equipo. "En la distancia se vive el sentimiento de la tierrina y llevamos en el alma a nuestro Real Oviedo", aseguró José Antonio Palacio, que a pesar de haber nacido en el país norteamericano, heredó de sus padres, naturales de Arriondas, la pasión por la escuadra que ahora dirige Anquela.

En la República Dominicana y en Ecuador, incondicionales del Sporting y del Oviedo también siguieron en primera persona lo que acontecía en el césped de El Molinón. Una buena muestra de que el sportinguismo y el oviedismo no entiende de fronteras.