Aunque ya se conocía que algunos genes neandertales habían contribuido a cierta inmunidad corporal, un reciente estudio publicado hoy por American Journal of Human Genetics ha demostrado que también dejaron su impronta en otras características, como el tono de piel o el color del pelo. Incluso los patrones de sueño o las probabilidades de ser o no fumador.

Después de que los humanos y los neandertales se conocieron hace muchos miles de años, las dos especies comenzaron a cruzarse, y aunque los neandertales ya no existen, cerca del 2 por ciento del ADN de los no africanos que viven hoy proviene de ellos. Janet Kelso, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, quien ha dirigido este estudio, explica que su equipo estaba interesado en explorar las conexiones entre el ADN neandertal y los rasgos no relacionados con las enfermedades. En otras palabras, querían descubrir la "influencia que el ADN neandertal podría tener sobre la variación ordinaria en la gente de hoy". Así, hallaron estas conclusiones gracias los datos provistos por más de 112.000 participantes en el estudio.