El director Xavier Gens presentó en el Festival de Sitges "La piel fría", adaptación de la obra homónima del escritor catalán Albert Sánchez Piñol, donde una irreconocible Aura Garrido asume el aspecto de una criatura medio humana, medio anfibia, en "el reto -dijo- más grande de mi vida".

"Ha sido lo más difícil que he hecho nunca, no solo porque ha sido diferente a todo lo anterior, sino porque era un trabajo completamente físico; no podía usar ninguna de las herramientas normales, ni la voz, ni la mirada", dijo la actriz en una rueda de prensa en Sitges.

Para el director francés, que ha estado doce años tratando de sacar adelante esta película manteniendo "el tratamiento propio del romanticismo del siglo XIX", era muy importante conseguir el realismo. "Quería humanizar a esas criaturas", afirmó.

Y Aura se transforma en la película en una de ellas, una criatura anfibia, pero criada en cautividad en tierra.

"Solo tenía para expresarme el cuerpo y los movimientos. Ha sido mi primer trabajo de máscara", dijo la actriz, quien no obstante, "repetiría" la experiencia, a pesar de las ocho horas de maquillaje que la convertían en la sensible criatura de fría piel azul.

Ahora conoce mejor sus límites, físicos y laborales, tras indicar que asumir este papel fue como "lanzarse al vacío".

Rodada en inglés, "La piel fría" se sitúa a principios del siglo XX, en los albores de la Gran Guerra, cuando un oficial atmosférico decepcionado con la vida ( David Oakes) llega a una isla olvidada de los mares del norte con la idea de encontrarse a sí mismo; su tarea es retomar el trabajo del anterior técnico, que ha desaparecido. Allí solo vive un farero rudo y asilvestrado llamado Gruner (Ray Stevenson) que no lo quiere en su isla y que le advierte de la presencia de unos monstruos que surgen del mar cada noche para matarlo.