Esto de "OT" le sienta como un guante a TVE. Ya funcionó a niveles estratosféricos en tiempos de Aznar (algún miembro de su Gobierno lo llegó a poner de modelo absoluto de programa de televisión cuando inauguró sus emisiones hace 16 años). Tras deambular por Tele 5 (que cambió por "La voz") ha regresado a la corporación pública. Desde entonces no deja de batir récords de audiencia y conmover con varias actuaciones, también lo hace (conmover) con los dramas que se montan cuando expulsan a uno, nominan a otro o incluso cuando mandan pasar la pasarela hacia el éxito. Esa parte final del programa es un mar de lágrimas y abrazos.