En el fragor de la Guerra de la Independencia, con media España tratando de quitarse de encima la dominación napoleónica, Cerredo fue capital de Asturias por un día. Fue el 6 de mayo de 1810. Los representantes de la Junta Superior de Asturias recalaron en la localidad en su huida de las tropas francesas, que habían tomado Oviedo y perseguían a los dirigentes por todo el Suroccidente. La ayuda de los vecinos, que hicieron frente al ejército, fue clave para mantenerlos con vida. Ayer, Cerredo viajó en el tiempo para volver a luchar por la misma causa. Unas sesenta personas participaron en la recreación histórica de aquel episodio, motivo de orgullo de los vecinos del concejo de Degaña, y disfrutaron de una jornada de convivencia y celebración.

A media tarde, y bajo un sol que brilló con fuerza, las tropas francesas se presentaron en Cerredo armadas hasta los dientes con mosquetes, sables y bayonetas. Tras una corta pero dura escaramuza frente a la iglesia parroquial, los vecinos continuaron luchando contra los invasores hasta la plaza de la localidad, donde tuvo lugar el combate final, sin escatimar pólvora para derrotar al contrario. Aperos de labranza y piedras fueron las armas de los lugareños, que lograron poner a salvo a los representantes de la Junta y cumplir así con Asturias.

"Mucha gente murió por la causa, en Cerredo y en todo Asturias, y esto es un homenaje a todas aquellas personas que lucharon por su pueblo y dieron su vida por la defensa de España", afirmó María Ángeles Avello, presidenta de "Entremís", la asociación cultural que impulsó esta cuarta edición de la "francesada". Este colectivo, que lucha por recuperar la memoria de la tierra y dar vida a todo aquello que quedó olvidado con la llegada de la minería y la industria, quiere que en la próxima edición esté presente el presidente de la Junta General del Principado: "Queremos que venga y que nos acompañe", apuntó Avello.

La recreación no habría sido posible sin la implicación de los vecinos, que hicieron un buen papel poniéndose en la piel de sus antepasados. "Está muy bien recuperar de esta forma la historia del pueblo: es hacer un homenaje a los antepasados, que en su día dieron la cara por el gobierno de Asturias", subrayó Belarmino Chacón, vecino de Cerredo, que se caracterizó para la ocasión como un guerrillero. Los lugareños tiraron de pacas de hierba seca e ingenio para tratar de frenar el avance de las unidades del ejército francés.

Tampoco podría haber salido adelante esta celebración histórica sin los grupos de recreación que hicieron el papel de malos de la película, los franceses: la Asociación de Recreación Histórico Cultural de Asturias (ARHCA) y la asociación Tiradores del Bierzo de Cacabelos (León). "Es un acto muy entrañable y muy acogedor, con muy buen ambiente. Está claro que la de Napoleón es una etapa que, aunque nos suene muy remota, está directamente vinculada con nuestro presente", incide Luis Manuel Rubio, del colectivo ARCHA.