Miles de "eurofans" tomarón ayer las calles de Lisboa para disfrutar de la celebración de la 63.ª edición del Festival de Eurovisión. Una colorista multitud llegada de todo el continente, con los aficionados portando banderas de sus respectivos países y fotografías de sus respresentantes.

Eurovision es ya mucho más que un simple festival. Cada año, allá donde va, extiende sus alas y despliega un sinfín de actividades para hacer las delicias de todos los seguidores que se desplazan para vivir en directo el concurso más popular del continente.

En Lisboa, el centro de reunión era la "Eurovision Village", un espacio gratuito y abierto instalado en la plaza del Comercio, con un gran abanico de actividades y espectáculos pensados para los miles de eurofans llegados de decenas de países. Además, en el recinto se instalaron pantallas gigantes en las que los "eurofans" sin entrada al Altice Arena podían seguir todas las galas del certamen.

Entre la masiva afluencia de aficionados no faltaba una nutridísima representación española. Los españoles aprovecharon la proximidad respecto a Lisboa para irse de vacaciones a casa del vecino. Se podría afirmar, sin exagerar, que de cada diez banderas que ondeaban ayer en la plaza del Mercado, siete eran españolas. El aplauso a Alfred y Amaia, tras su actuación en el concurso, también da fe de que los españoles eran, si no mayoría, sí al menos un grupo muy numeroso entre el respetable. Curiosamente, tras España el país cuya presencia más se dejaba notar ayer en Lisboa era Australia. Desde las antípodas llegaron centenares de fans para arropar a Jessica Mauboy, su representante.

Los españoles estaban en cada esquina y Eurovision hizo que se llenase todo de banderas. Por eso, la enseña no servía en este caso para reivindicar el patriotismo ni el anti separatismo, sino como elemento identificativo, corporativo, de un grupo en una competición. Pero, a diferencia de otro tipo de torneos, en Eurovisión reinaba un ambiente muy sano. Lisboa era una auténtica fiesta.

Dos ovetenses, Andrés Fernández y Josa Gallego, siguieron en la final en el Altice Arena, ondeando las banderas de España y Asturias. "Hay que venir para ver lo que es Eurovision, esto es un sueño cumplido, increíble la unión de todos los 'eurofans'", aseguraba Andrés Fernández, instantes antes de que Amaia y Alfred se subiesen al escenario para interpretar "Tu canción".