El último premio Planeta tuvo este año dos mujeres como protagonistas. La ganadora, Clara Sánchez, y la finalista, Ángeles González- Sinde, exministra de Cultura, que se llevó la mayor parte del interés mediático con la novela 'El buen hijo'.

El buen hijo es una novela de emociones y sentimientos cotidianos. ¿Cuál es el motor de la historia?

Es la historia de un hombre que siempre ha sido obediente con lo que la vida le ha traído y que un buen día se pregunta si para avanzar hay que desobedecer alguna vez, cuestionar las reglas. Es una novela en la que una persona aferrada a sus costumbres, casi maniático, se da cuenta de que también los hábitos que nos dan seguridad al mismo tiempo nos aprisionan, lo que le hace plantearse dar un cambio a su vida.

¿Qué hay en esta novela de su faceta de guionista?

Lo que me vincula más a tantos años de oficio de guionista es una dinámica de trabajo. Mantenerte siempre fiel a tu historia y al conflicto planteado, tener muy presentes a los lectores y tomar conciencia de que es un vehículo de comunicación para llegar a los otros. Esa vinculación tiene que ver con la estructura, un guionista se entrena durante años en tener una estructura muy sólida, muy férrea, en darle muchasvueltas. Si hayalgodiferente es el lenguaje, aquí el trabajo de guionista no te sirve de mucho. En el guión la parte literaria es inexistente, es telegráfico.

¿Influye conocer la caída en las ventas de libros a la hora de plantearse contar una nueva historia?

Claro que influye. Llevo meses intentando avanzar con otra novela y hay días que te invade el desánimo por las noticias del sector, pero eso es extensible a otros ámbitos de la sociedad y no es la actitud que más sirve. No es muy constructivo, casi te anula la inspiración y las ganas de trabajar. No tenemos que perder de vista que estamos en un momento como nunca, cada vez hay más licenciados, más personas que acuden a eventos culturales. No hay que perder eso de vista y dejarse arrollar por el día a día. Es un momento para resistir y eso requiere dosis de solidaridad y de optimismo.

Cuando resultó finalista del Planeta algunas voces hablaron de oportunismo, ¿cómo lo vivió?

En nuestro país no se perdona el paso por la política, pero tengo la conciencia muy tranquila porque el de contar historias es el único oficio que conozco. Tampoco podía dedicarme a otra cosa. No soy economista, no me van a contratar en un banco ni en el consejo de administración de una empresa de energía, que a lo mejor hay gente que eso le hubiera parecido bien. No sé qué trabajo podía haber hecho que les hubiera parecido acertado. Ninguno. Solo por pasar por la política ya tenía un estigma para alguna gente. Fue una polémica oportunista, uno vuelve al oficio que tenía.

¿Repetiría en política?

No volvería porque no es mi oficio. Pero estaría bien que fuera más frecuente que una persona de otra profesión entrara en la actividad pública durante un tiempo y luego volviera a su actividad privada.Creo que sería saludable.

Ha comentado que si tuviera que escribir de su paso por la política sería una comedia.

Hay muchas cosas del modo de vida de los políticos que vistas desde fuera se expresarían mejor con una sonrisa.

¿Lo contará algún día?

No tengo ni idea. Uno no elige lo que escribe. Te vienen los temas y si te interesan empiezas a darles vueltas. No lo sé. Ojalá. No es algo a lo que me niegue, no tengo prejuicios en contra.

¿Haber pasado por el Ministerio de Cultura ayuda a comprender la subida del IVA cultural al 21%?

Dada mi experiencia, lo que aprecio es que si hubiera habido un ministro de Cultura ese viernes en el Consejo de Ministros no hubieran subido el IVA. El ministro de Educación tiene tanta tarea en su agenda que no estuvo atento ese día y creo que no fue consciente. Si tienes una cartera estrictamente de cultura estás mucho más pendiente de los asuntos de los sectores que administras.

¿Qué diría a quienes cuestionan que la cultura esté subvencionada?

Es un debate tramposo. Están subvencionadas muchas otras cosas, entre ellas los automóviles, con miles de millones cada año. La cultura está subvencionada con muy poquito, es el ministerio más pequeño y en el momento de más presupuesto no ha llegado a mil millones. Comparado con cualquier otro ministerio no es nada. Si la gente conociera las cifras de las subvenciones, toda la polémica del cine español, cuando a lo mejor estamos hablando de 50 millones de euros, me parece que es muy artificial.

El PP anuncia un anteproyecto de la Ley de Propiedad Intelectual, lo ve como un fracaso de la ley socialista.

La del gobierno socialista salió muy mermada del pacto con el PP en el trámite parlamentario.

Tampoco ha habido voluntad de aplicarla. Ni el gobierno del que yo formé parte ni el actual han tenido la valentía de aplicarla. No basta con tener una ley hay que utilizarla y poner los medios.

¿Es consciente de que en el rechazo a la denominada ley Sinde estuviera el germen de lo que luego fue el movimiento del 15-M como en alguna ocasión se dijo?

Hubiera sido un sueño maravilloso. Si este fuera un país que se subleva y toma la calle por un asunto como la cultura viviríamos en un mundo que no es. Me temo que había otras razones que tenían menos que ver con la prohibición de descargar canciones de los Rolling Stones sin pagar por ellas.