¿Es ´Bailar en la cueva´ la última parte de la trilogía ´Amar la trama' y 'N´?

No me había dado cuenta, pero hablando fui consciente de que 'Amar la trama' era un disco que notaba en mi cabeza. Yo venía muy preparado en el mundo de los afectos, del amor. La palabra amor ya está en el título del disco, hecho todo con la vocal a. 'N' es un trabajo de ideas, aparecen hasta fórmulas matemáticas aplicadas a las canciones. Y 'Bailar en la cueva' está en el polo opuesto, el centro del movimiento son los pies.

El tema 'Bailar en la cueva' que da nombre al álbum habla sobre los primeros músicos. ¿Una reivindicación de la profesión?

A mí me gusta más hablar de un acto de amor que de reivindicación. No hay mejor reivindicación que la amorosa, hecha con cariño. Es un acto de amor a la profesión. Es cierto que hoy en día, nos guste o no, hay una falta de interés grande profesional hacia la música, poniendo las cosas muy difíciles a los artistas. Y también está el IVA descabellado al 21 por ciento que está dificultando todas las tareas relacionadas con la música en vivo, además de una ausencia de voluntad y de política en la educación musical que me parece importante recordar ya que es una de las profesiones más antiguas que existen.

¿Por qué eligió Colombia para grabar el disco?

La música colombiana me gusta particularmente, no sólo la música de raíz colombiana sino también la contemporánea pop, electrónica. Los colombianos tienen muy bien centrada su cabeza musicalmente. Me apetecía ir a grabar con Mario Galiano y una serie de músicos que conocí allí. Aparte de eso, tengo una relación familiar con Colombia. Mi abuelo vivió allí muchos años y me traía casetes de música colombiana. Y luego, además de eso, el invierno de 2013 en Madrid no era un momento feliz para hacer música aquí, y el disco era muy expansivo y necesitaba algo más del optimismo y alegría, alejado del pesimismo musical que hay aquí.

Suena a discurso derrotista.

Yo no lo veo derrotista porque es cuando alguien piensa que lo que tiene está destinado a la derrota. Creo que la música existe mucho antes de que hubiera clase política y seguirá existiendo mucho después, cuando tengamos otro sistema de gobierno. No es una batalla que vaya hacia la derrota. Simplemente me parece que ahora hay una realidad en la que no hay un interés institucional ni por la enseñanza ni por la música en directo.

En Bolivia recuerda el horror del nazismo y usted tiene apellido europeo. ¿Es una canción biográfica?

Sí. Es la más biográfica de las canciones del disco. Es la historia de la salida de mi padre con 4 años y mis abuelos en 1939, judíos alemanes de Berlín que escaparon de los nazis. La única cancillería que les dio visado fue Bolivia y les salvó la vida. Hace un año fui a tocar allá y me di cuenta de que estaba muy emocionado y agradecido. Un país pobre acogiendo a inmigrantes europeos y dejando en evidencia el carácter pendular de la historia, de eso va la canción.

En 'La plegaria del paparazzo' critica la actividad de los fotógrafos de prensa rosa. ¿Algún incidente que se desconozca?

La verdad es que no pertenezco a la farándula. La canción es una simple postal de lo que veo a mi alrededor. En alguna época, cuando nacieron mis hijos, me pudieron llegar a molestar pero hoy en día lo puedo contar porque no lo vivo directamente.

¿Qué le suscita que quieran eliminar la asignatura de música en los colegios?

Me parece una barbaridad, y no porque sea mi profesión. También he sido médico. Desde el punto de vista neurofisiológico, la música es una actividad de coordinación emocional, perceptiva, cinética y racional inigualable.

¿Entonces la música es una buena medicina?

Sí. Es una muy buena medicina.

¿Cuándo baila Jorge Drexler?

Bailo, me gusta mucho. Lo hago desde que estoy con mis hijos hasta cuando salgo con la banda después de los conciertos. Siempre que haya una oportunidad y la música me guste disfruto del acto de moverme.

¿Ahora ya se puede bailar su música en los bares?

Me pasaba que no había una coherencia entre los lugares a los que me gustaba ir a escuchar música y bailar después de los conciertos y mi propio repertorio. Tenía ganas de ver qué pasaba con mis canciones en ese contexto. Decidí producir este disco con Campi Campón con la idea de que produjera movimiento.

¿'Bailar en la cueva' es una vuelta de tuerca a su estilo o una continuación?

Me gustan muchos estilos diferentes de música. Son herramientas de una paleta que me permito usar de la forma que quiero. Son técnicas que no alteran el resultado final.

¿Quién se equivoca: Shakira por cantar 'Boig per tu' o quiénes le critican?

Los que le critican por ello. Yo ya he cantado en catalán con Gossos y volvería a hacerlo.

A raíz de la publicación del videoclip 'Ratonera', Sánchez Camacho (PP) ha declarado que Amaral debería dejar de frivolizar y dedicarse a la música. ¿Qué opina?

Me parece de todo menos frívolo. Es una idea muy buena y muy bien expresada. Ahí hay una parte que utiliza la ironía y las imágenes visuales. Describen una situación de todo menos frívola.

¿Bailar solo o acompañado?

Acompañado, siempre. Aunque solo también es muy importante. Las dos cosas.

¿Qué recuerdo tiene de su incidente en los Oscar de 2005?

Sobre todo me pareció descabellado. Yo ignoraba completamente todo lo que pasa en la ceremonia de los Oscar. Es una gala mediática como en cualquier televisión del mundo y tienen unas normas. Quieren caras conocidas, yo lo entiendo. En ese momento no lo comprendía porque era un ingenuo. Eso pasa. No era algo personal contra mí. Ahora me alegro de no haber actuado con un arreglo y escenografía tan fea. A Antonio Banderas le tengo muchísimo respeto y aprecio porque se portó muy bien, le pusieron en una situación difícil. No debe haber un lugar peor y más duro que la ceremonia de los Oscar para actuar. Todo el mundo que canta está muy incómodo. Yo disfruté mucho de mi actuación, solo con un micrófono. No podía haber salido mejor.

¿A quién le daría un Oscar?

Messi me encanta pero se lo daría a Ramon Llull. En el disco 'N' están sus ideas y las letras están dedicadas a él. Siempre me han parecido curiosos esos círculos combinatorios del filósofo.