A Carolina de Mónaco podría aplicársele eso de que la mejor venganza la otorga el paso del tiempo. La que fue considerada la princesa más bella de Europa, hija del príncipe Rainiero y de la actriz estadounidense Grace Kelly, torció el destino perfecto que su madre soñaba para ella, con bodorrio con un miembro de la realeza europea incluido. Ahora, a la exprincesa de Hannover le ha pasado lo mismo con el segundo retoño que tuvo con Stéfano Casiraghi, la niña de sus ojos, para la que acariciaba, sino un trono, al menos un título de alteza real en activo.

No ha podido ser. Carlota María Pomelina Casiraghi Grimaldi, nacida el 3 de agosto de 1986, ha impuesto su criterio y salvando las distancias, ha seguido los pasos de su madre, que se casó con el play boy francés Philipe Junot, con gran disgusto de sus padres. La hija ni siquiera ha pasado por el altar y ha tenido un hijo con el cómico Gad Elmaleh, con el que comparte su vida.

Carlota, que tiene dos hermanos -Andrea y Pierre- y una hermana de madre -la princesa Alexandra de Hannover, hija del aristócrata alemán el príncipe Ernesto de Hannover-, perdió a su padre cuando era una preciosa niña de 4 años que jugaba con Barbies a las que mandaban vestidos las casas parisina de alta costura, que ya habían hecho lo mismo con las princesas Carolina y Estefanía.

Cuando Carolina enviudó se llevó a los tres niños a vivir a Saint Rémy de Provence, donde forjó una larga relación con el actor Vincent Lindon, lo más parecido a un padre que tuvieron los pequeños. En el pueblo, Carlota y sus dos hermanos estudiaron en el colegio religioso de Les Dames de Saint-Maur. En 1992 la familia regresó a "La Roca".

En 2005, Charlotte, como se la conoce en su país y en el resto de Europa, deslumbró al mundo cuando posó en el balcón del palacio real de Montecarlo, con un tailleur crema de Chanel diseñado por Karl Lagerfeld, tío Karl, para ella y sus hermanos, que la comparó con la espectacular Brigitte Bardot cuando tenía la misma edad.

La nieta de Rainiero se matriculó en Filosofía en la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne, la misma carrera que eligió su madre y que no llegó a terminar. Más tarde la hermosa princesa, que oficialmente no ostenta ningún título, se graduó en Londres y trabajó como becaria en el periódico "The Independent".

En París su base de operaciones es el palacete que los Grimaldi poseen en la Avenida Foch, una de las calles que cruza los Campos Elíseos de París. Otra de sus grandes pasiones son los caballos. Es una reconocida amazona y suele competir en los circuitos internacionales. La afición ecuestre le reporta beneficios, ya que colabora con la casa Gucci en una línea de ropa inspirada en la hípica. Y es que la moda se perfila como la faceta profesional más apreciada por una riquísima heredera -tanto por parte materna como paterna- que nunca se ha interesado demasiado por despuntar en el mundo laboral. Ni falta que le hace. Y eso que también ha tocado el periodismo, con el lanzamiento de la revista "Ever Manifesto", que enfoca la moda desde el punto de vista de la ecología. Está escrita en inglés y se edita en Italia para distribuirse en desfiles de moda, tiendas y los hoteles de lujo. Carlota comparte con su tío, el príncipe Alberto II, su preocupación por el medio ambiente y la ecología. Ha llegado a asegurar que mira las etiquetas para saber la composición de los tejidos, antes de comprarse unos pantalones. Aunque parezca sorprendente, entre fiesta y fiesta lee a los grandes novelistas franceses como Gustave Flaubert y a la poetisa estadounidense Emily Dickinson. Le tira la sangre.