No se le puede negar a Goya Toledo (Arrecife, 1969) su mano izquierda a la hora de elegir los trabajos. Tras títulos como 'Mararía', por la que optó al Goya, 'Amores perros' de Iñárritu o 'La caja 507', la actriz lanzaroteña encarna estos días a una madre desesperada en la extenuante El desconocido; drama de acción y suspense en el que los hijos que comparte con su marido (Luis Tosar) están en peligro ya que viajan en un automóvil que lleva adherida una bomba lapa. "Las madres con problemas me persiguen -comenta divertida-, pero supone para mí una ocasión estupenda para ahondar en conceptos que no conozco de primera mano. El instinto de protección y la responsabilidad inherente a la maternidad, por ejemplo".

Ella se define como una persona "total y absolutamente maternal. Tanto que, cuando era niña y llegaba del colegio, no consentía en sentarme a la mesa hasta que daba el biberón a las muñecas. Y me reñían, claro". Sin embargo, se siente molesta "cuando a nosotras nos preguntan por qué no tenemos hijos y a los hombres jamás. Es el termómetro que indica que aún hay costumbres tan arraigadas que cuestan de quitar. Pero, vamos, viendo lo mal que lo pasa Tosar en la película, se refleja cómo la maternidad y la paternidad son igualmente importantes en estos días. Es cosa de dos. En mi entorno es así".

Tampoco aprecia diferencias de género ni siquiera en cuanto al proceloso mundo de los sentimientos. "Hay hombres de lágrima fácil y mujeres duras como piedras. Depende de la libertad emocional con que haya crecido cada cual y cómo te afecten las cosas por tu carácter. Para mí la distancia está en otra parte. Yo distingo entre personas que luchan por evolucionar y otras que no. Hay hombres muy abiertos al mundo femenino y otros que piensan que las mujeres son incapaces de hacer ciertas cosas. Hay que ir destruyendo mitos. El de que los hombres son buenos manitas es rotundamente falso; los hay apañados y los hay muy patosos", explica sonriendo.

Detesta al machista, "y tengo tolerancia cero con él. No lo verás cerca de mí porque en cuanto lo veo venir pongo distancia, y si por trabajo he tenido que tratar con alguno de los que hay por ahí sueltos, les he dejo claro que en lo profesional hay que respetarse y punto. Pero, por supuesto, no me voy de cañas con ellos".

Su visión del hombre o la mujer "tiene que ver con la ilusión, las ganas de hacer cosas y de luchar por lo que se quiere que compartimos unos y otras. Creo que el hombre que desea que la igualdad sea real no tiene por qué hacerse líos. Menos hablar y más actuar. Lo que no quita para que la comunicación entre el hombre y la mujer sea algo fundamental".