Tiene cara de ángel y algo de eso hay porque esta modelo, acostumbrada a acaparar contratos millonarios, sabe de primera mano lo que es la filantropía del siglo XXI. También firma la colección navideña de maquillaje de Guerlain.

Nadie diría que la espigada y delicada mujer que entra en el instituto Guerlain de París vestida con un Dior corto rosa es madre de cinco hijos. A sus 34 años, ha dado a luz a Roman, el segundo con su actual pareja, Antoine Arnault, del todopoderoso imperio de lujo LVMH.

Olivier Échaudemaison, director creativo de Guerlain, asegura que sólo ella le ha impactado como en su momento hizo Audrey Hepburn. No hay que dejarse engañar por la aparente vulnerabilidad de Natalia Vodianova. La adolescente que vendía fruta y verdura en el mercado de Nizhny Nóvgorod (Rusia) se convirtió en modelo y logró los mejores contratos con las mejores marcas. Un cuento de hadas construido con determinación. Ahora, millonaria y acostumbrada a moverse en las altas esferas de Londres y París, escoge sus trabajos y la filantropía gana terreno. "Jugar es un derecho", dice. En el 2004 creó la Naked Heart Foundation -parte de los beneficios de su colección de maquillaje van a ella-, para promover parques infantiles en Rusia y ayudar a las familias con hijos con necesidades especiales. También es cofundadora de Elbi, app que impulsa obras benéficas.

¿Qué queda de la adolescente que dejó Rusia para probar suerte como modelo en París?

Mucho. Siento que en el fondo no he cambiado demasiado, aunque antes interponía muchas capas entre el mundo y yo para protegerme. Por fuera parecía alguien muy diferente a como soy. La gente me percibía como una persona fría, tímida, frágil... No sonreía mucho y tenía miedo pero, la gente de mi entorno me dio más confianza. Empecé a deshacerme de esas capas y siento que ya puedo hablar claro y decir lo que realmente pienso. Ahora, en vez de pensar lo peor de la gente, pienso lo mejor.

Firma una colección de maquillaje de Navidad ¿Cómo vive estas fiestas?

Con muchas emociones, se junta toda la familia y es tiempo de celebración y felicidad pero también de reflexión. Con el cambio de año repasas cómo ha ido el último, los éxitos, las cosas que podrías haber hecho, piensas en las personas que ya no están€ Y por supuesto, también deseas lo mejor para el año que viene.

Tuvo una infancia sin lujos. ¿Es difícil controlarse a la hora de comprar regalos para sus hijos?

Mis hijos no están demasiado mimados. No piden demasiado. Si les pregunto qué quieren por Navidad, me dicen que no saben, que les sorprenda. Invierto mucho tiempo intentando elegir los regalos adecuados, pensando en qué les gusta o lo que necesitan.

Su trabajo filantrópico ha ganado terreno€

Sí, trabajo mucho menos como modelo y me centro más en eso. Desde que he entrado en la treintena me veo más madura y tengo más claro mi futuro.

La filantropía.

Sí. Al principio era algo emocional, como una necesidad de devolver algo a los más desafortunados. Ahora es algo que voy a hacer toda mi vida; será mi dedicación principal.

Participó en la primera cumbre de negocios de los millenials y les dijo que "el bien es el nuevo cool". Bonito mensaje.

¡Gracias! Así lo veo yo. La mitad de la población mundial es gente joven y para ellos hacer trabajos de voluntariado, por ejemplo, es muy normal. Dan algo siempre y tienen valores.

Ayuda a familias con hijos con necesidades especiales, como su hermana Oskana.

Cuando empecé, hace cinco años, no pensaba en mi familia. Empezamos en mi ciudad natal abriendo algunos centros de apoyo y se extendió a las escuelas, las familias, gente joven con problemas. Uno de los consultores nos animó a que asistiera mi hermana. Tiene 27 años y le ha cambiado la vida. Tiene amigos, le preocupa cómo viste, quiere ser guapa... Para mi madre ha sido una bendición.