Rompiendo cualquier tópico preconcedido, Elisa Palomino ha convertido la pasarela en un jardín lleno de flores en un gran homenaje a la madre naturaleza. Estampados florales y animales han entrado en comunión con materiales ideales para la próxima temporada como el terciopelo, la piel o las plumas en un desfile en el que el gran protagonista ha sido el negro.

Los vestidos largos y ajustados han sido la apuesta fuerte de la diseñadora. Cinturas muy marcadas y estrechas faldas de tubo que hacían que las modelos se paseasen como impresionantes geishas sobre la pasarela.

El terciopelo ha sido el material estrella pero no han faltado otras calidades como las plumas de avestruz en estolas muy coloridas o la gasa de seda, que ha hecho su aparición en forma de impresionantes túnicas estampadas con sensuales transparencias que dejaban poco o muy poco a la imaginación en un alarde de feminidad absoluto.

Las flores de este particular jardín se han impregnado sobre el negro, dotando de un toque colorista a este elegante tono. Tampoco han faltado notas más alegres de la mano del fucsia o del estampado de leopardo.

Una fantasía idílica y primaveral que ha transportado a los asistentes a un romántico sueño lleno en un paraíso natural.