A priori podría parecer que permitir que una chaqueta creada por ella pudiera formar parte de un atuendo punk o que le cortaran las mangas habría escandalizado a Coco Chanel. Pero tal vez no fuera así. Tal vez la mítica creadora de moda francesa habría celebrado la idea de su heredero al frente de la firma que fundó en 1910. El diseñador y fotógrafo alemán Karl Lagerfeld ha querido rendir homenaje a una prenda capaz de trascender épocas y estilos en un libro donde artistas, modelos y otras celebridades aparecen con la emblemática chaqueta negra que Chanel diseñó a principios de los años 50.

Lo curioso es que, siempre en tweed negro, adquiere mil y una formas y se adapta al estilo de los personajes más diversos. La chaqueta, que es hoy un icono, en su día fue algo más: la idea de una visionaria de la moda para vestir a la mujer para el nuevo papel que la sociedad le tenía reservado. Con esta chaqueta, que sigue formando parte de las colecciones de la firma, con variados ajustes y en infinidad de acabados distintos, Chanel proporcionaba a una mujer que empezaba a incorporarse al mundo laboral una prenda cuidadosamente diseñada para proporcionarle el máximo confort. De hecho, Coco Chanel la creó inspirándose en la tradicional del folklore austriaco, que vio en el personal de un hotel de París.

Hoy en día, puede que de la prenda se valore más la estética y su simbolismo; en su momento, su patronaje, su corte y la técnica para su elaboración eran fundamentales. Así es como se describe: se eliminan las entretelas y las hombreras para ganar flexibilidad sin perder apresto; la parte delantera y la espalda se montan en el sentido del hilo, sin pinzas en el pecho y con una costura en medio de la parte de atrás. Una pieza vertical que une frente y espalda aporta más flexibilidad, y la manga se monta alta sobre el hombro, para garantizar un máximo de holgura. Una forma ligeramente ergonómica en el codo y una tira de tela en su interior garantizan la máxima movilidad. Además, el forro, en punto o seda, tenía idéntica estructura, y había un pequeño truco para darle una caída perfecta: una cadena de latón en la parte de abajo, escondida en el dobladillo del forro.

Karl Lagerfeld, que ya festejó la famosa chaqueta en su desfile de alta costura de primavera-verano del 2008, para el que se construyó una de 20 metros de altura, ha insistido en su homenaje con la publicación del libro La petite veste noire: un classique de Chanel revisité par Karl Lagerfeld et Carine Roitfeld, cuyas imágenes, realizadas por el creador, también está previsto exhibir en distintos países.

En el proyecto se han implicado más de cien personajes. "Ha venido gente de todas partes del mundo, de Japón, de Los Ángeles o de Londres, para dejarse fotografiar por Karl. Todos se han prestado al juego de la transformación", explica la experta en moda Carine Roitfeld, que ha ejercido de estilista y cuyo nombre figura en el título junto al del autor de las fotos. Como resultado de su trabajo, la chaqueta se ha usado en su forma más clásica, pero también se ha recortado, se ha llevado sin mangas, del revés o transformada en un gracioso y original tocado, como el que luce la actriz Sarah Jessica Parker. El pintor alemán Sandro Kopp se convierte con ella en una especie de caballero de la edad de oro española al combinarla con una camisa con volantes en cuello y mangas; contribuye a la imagen neopunk de la cantante Alice Dellial, y la joven actriz franco-española Astrid Berges-Frisbey la lleva informalmente atada a la cintura. "Es tan universal como una chaqueta vaquera, pero mucho más elegante", concluye Roitfeld. Chanel iría más lejos en su apreciación, porque solía decir que "la elegancia de la prenda está en la libertad de movimiento".

Lejos de escandalizarse por el uso de su chaqueta, la famosa Coco, fallecida en 1971, se habría sentido orgullosa de que siguiera tan de actualidad en el siglo XXI, ya que, como afirma Karl Lagerfeld, "hay cosas que nunca pasan de moda, como un pantalón vaquero, una camisa blanca y una chaqueta de Chanel".