El tweed vuelve a estar de moda, y no sólo en abrigos y chaquetas. El tejido, originario de Escocia y utilizado en todo el mundo, se emplea también abrigos, los jerséis «oversize» y hasta en los zapatos. Sin duda, la chaqueta de tweed, masculina y femenina, ya es uno de esos clásicos considerados una inversión segura para el armario.

Una de las mejores formas de lucir una chaqueta de tweed es llevarla con camisa de algodón, de corte masculino, pantalones ajustados y botas altas. Las que prefieran llevarla con falda pueden optar por una de tipo «campero» o incluso una falda pantalón con largo por debajo de la rodilla. El toque chic lo aporta un sombrero tipo loden.

La casa italiana Dolce&Gabbana ha presentado abrigos con solapas de tweed. El francés Jean-Paul Gaultier lo combina con piel. Otra posibilidad es usarlo en bolsos, que cobran así un aspecto muy «invernal».

Las visitas a Escocia junto al duque de Westminster inspiraron a Coco Chanel para crear sus primeros y característicos trajes de tweed en los años 20 del siglo XX. El tejido, de lana elástico, poroso, con una superficie estriada y lisa, hecho en tela de lino o sarga reversible, toma su nombre del río Tweed, en el sur de Escocia, que discurre por la región.

Aunque cayó en desuso en los años 60 con el auge de tejidos ligeros, recuperó su protagonismo en la pasada década de los noventa. Esta temporada revive en todo su esplendor. Trajes, chaquetas, faldas, pantalones. Cualquier ropa puede ser confeccionada en tweed. Así lo demostró Chanel cuando lo trajo a la Europa continental y lo popularizó.

El tweed también ha conquistado el mundo de los complementos. La marca Break&Walk ofrece gorros y demás accesorios realizados en este material. Incluso unas sofisticadas botas de agua.