El dolor de garganta da lugar a 4 millones de consultas al año en España. El 14,1% de todos los procesos infecciosos que valora un médico de familia se corresponden con una faringoamigdalitis aguda. Pero de entre todos ellos un porcentaje de tan sólo el 20% se corresponde con una infección bacteriana y por tanto necesitan un tratamiento con antibióticos.

Según explica el doctor José María Molero, integrante del grupo de trabajo de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), las causas más frecuentes son las infecciosas sea en invierno o en verano, por las temperaturas frías o el consumo de bebidas a bajas temperaturas.

Las causas más frecuentes son las infecciones por virus, que ocasionan dolor faríngeo y aumento del tamaño de las amígdalas y cuyos síntomas son parecidos a los de los catarros. Sólo uno de cada cinco casos es debido a bacterias. En los mayores de 20-25 años este porcentaje baja a uno de cada 10.

En esa minoría de casos existe una afectación rápida y de gravedad con una sintomatología similar a la gripe que en las primeras 24-48 horas ocasiona una fiebre por encima de los 38,5 grados, malestar corporal y que puede dar lugar a pus en la garganta y amígdalas de mayor tamaño. En estos casos siempre se requiere la valoración por parte de un médico. Suelen tratarse con antibióticos para evitar complicaciones locales y contagio.

En las infecciones producidas por virus, los tratamientos conservadores emplean analgésicos y líquidos para suavizar la garganta y sólo hay que acudir si tras 4 o 5 días empeora el cuadro con complicaciones que van desde un aumento en el dolor o la fiebre, dificultad para respirar, tos con flemas (indicaría que la infección ha descendido a los pulmones), dolor intenso en oídos o en la frente o el maxilar (posible evolución a sinusitis).

Las bacterias que suelen estar implicadas en estas infecciones de garganta son las del estreptococo pyogenes y en el caso de los virus los del catarro, la gripe o el respiratorio sincitial según la época del año. "Entran por las vías respiratorias y el primer foco en el que se depositan es la garganta", señala el doctor Molero.

¿Y si es una infección por bacterias?

Las infecciones bacterianas son más frecuentes en los jóvenes por debajo de los 20 años y por encima de esta edad las bacterias del tipo de las 'fusobacterium' se encuentran entre las más implicadas. Son infecciones bacterianas no graves pero que necesitan de valoración médica para su tratamiento y que se resuelven con un tratamiento antibiótico específico y de uso habitual.

Los casos más intensos se pueden desarrollar en 24 horas, afectan a los más jóvenes y requieren de valoración médica pues pueden requerir el uso de antibióticos y el facultativo debe de señalar el tipo más oportuno en estos fármacos.

El contagio se produce por la saliva que se dispersa por un golpe de tos, estornudos o los objetos que se tocan con las manos. En niños siempre se debe acudir al pediatra y tras 24-48 horas de tratamiento con antibióticos, si corresponde, se puede acudir al colegio.

El tratamiento con antibióticos reduce la capacidad infecciosa al acortar los tiempos del proceso al menos en un día, la contagiosidad se elimina en 24 horas y se evitan las complicaciones.

Sobre la posibilidad de dejar estas infecciones bacterianas curar por sí solas, el doctor Molero apunta que los riesgos incluyen el posible contagio a más personas y aunque la posibilidad de que se produzcan complicaciones es rara, éstas pueden incluir abscesos, otitis o sinusitis.