Además de la lógica emoción y alegría, muchas madres, especialmente si son primerizas, suelen vivir su embarazo también con ansiedad. Ello es debido a las múltiples dudas que surgen durante el proceso de gestación, y que provocan en las futuras madres un estado de estrés que termina por multiplicar las inquietudes. Desde el momento en el que se notan los primeros síntomas de embarazo, y cuando un posterior test de embarazo lo confirma, se inician 9 meses de gestación en los que son muchos los miedos a los que se enfrentan las embarazadas, la mayoría relacionados con el parto y la salud del feto.

Muchas de estas dudas que surgen durante el embarazo están relacionadas con la alimentación, un factor fundamental para el correcto proceso de gestación. Y es que la dieta juega un papel clave en la salud y el bienestar tanto de la madre como del feto. Sin embargo, conviene saber que la alimentación de las embarazadas es frecuentemente fuente de errores y mitos. Algunos de ellos se han ido desmontando, pero otros, sin embargo, siguen muy presentes en el imaginario popular. En estas líneas te destacamos diez mitos relacionados con la alimentación durante el embarazo:

Un antojo no satisfecho dejará una marca en la piel del bebé. Diga lo que diga la cultura popular, lo cierto es que no existe ningún estudio que haya confirmado que un antojo no satisfecho provocará una marca en el cuerpo del recién nacido. Además, debes saber que aunque a veces pueda parecer que un antojo es un capricho, lo cierto es que nuestro cuerpo es inteligente y a menudo nos demanda los alimentos que necesita en cada momento. Así, si una embarazada se pirra por comer chocolate quizá sea porque tenga el nivel de azúcar bajo; si quiere patatas fritas, quizás sea la tensión arterial lo que necesite subir.

Es necesario comer por dos. Otra falsa creencia. En realidad, durante el embarazo las mujeres solo deben aumentar en unas 200-300 calorías diarias su dieta para cubrir sus necesidades y las del feto. La clave está en la calidad de los alimentos que se ingieren, no en la cantidad.

No importa el aumento de peso. Los especialistas opinan que los recomendable es que las embarazadas aumenten su peso en entre 10 y 14 kilos. Los aumentos de peso por encima de estos kilos aumentan el riesgo de hipertensión y diabetes y hacen que se incremente el riesgo de complicaciones en el parto.

En el embarazo no hay alimentos prohibidos. Absolutamente falso. Los embutidos sin cocinar, pescados crudos, carnes poco hechas y lógicamente también el alcohol deben evitarse por completo durante el embarazo. Además, la cafeína y las bebidas con gas, entre otros, también deben consumirse con moderación.

El limón y el perejil provocan abortos. Absolutamente falso. Los abortos son provocados por causas de tipo fisiológico, en ningún caso por la ingesta de alimentos. Tampoco por el consumo de limones, fuente de vitamina C, ni de perejil, que nos aportará pequeñas cantidades de vitaminas y fibra.

Hay que suprimir las grasas. Otro mito que debemos desterrar. Las grasas son necesarias para el organismo y constituyen uno de los nutrientes esenciales durante el embarazo para el desarrollo del feto. No solo no se debe realizar en ningún caso una dieta adelgazante, sino que las grasas deben suponer alrededor del 30% del consumo diario. En cualquier caso, se debe distinguir entre las grasas entre las grasas saturadas (carne, lácteos, embutidos€), que es conveniente moderar, y las insaturadas (aceite de oliva, pescados, frutos secos€), importantes para el desarrollo del bebé.

Si soy vegetariana tengo que cambiar mi dieta. Aunque no es lo más recomendable, lo cierto es que una dieta vegetariana puede ser también saludable durante el embarazo si tu ganancia de peso es la adecuada y si un profesional médico no te indica posibles contraindicaciones con tu gestación.

Mejor comer sin sal. Aunque los especialistas recomiendan para todo el mundo reducir el consumo de sal, nadie debe suprimir por completa la ingesta de este producto. Tampoco las embarazadas, ya que la sal se compone de cloro y sodio, que son minerales esenciales para nuestro organismo.

La comida picante es perjudicial. Si te pirras por los sabores picantes, no tienes porque evitarlos. Si antes del embarazo no te afectaba ningún tipo de comida picante, no hay ninguna razón para que ahora afecte a tu cuerpo o al bebé. Eso sí, te recomendamos que lo hagas con moderación para evitar molestias como la acidez estomacal.

El bebé solo toma lo que necesita sin importar lo que la madre consuma. Otro de los mitos de la alimentación en el embarazo. Todo lo que coma la embarazada acaba también en el organismo del bebé, sea bueno o malo.