Siempre se ha dicho que una copa de vino al día es buena para la salud o que la cerveza engorda pero, ¿qué hay de cierto en todo eso? Está claro que, más allá de la evidente diferencia de sabor, está demostrado que las dos bebidas afectan a la salud de manera distinta.

A lo largo de la historia numerosos estudios han demostrado los beneficios del vino tinto y de la cerveza. Estos beneficios provienen de los llamados polifenoles, sustancias químicas que se encuentran en ambas bebidas y que limpian los químicos dañinos del cuerpo a la vez que reducen inflamaciones.

El vino tinto tiene un mayor contenido de polifenoles, por tanto sus beneficios son ligeramente mayores: ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiacas, combate la diabetes y la alta presión arterial, entre otros.

La cerveza, por su parte, ofrece beneficios más modestos, parecidos a los del vino blanco. Favorece la aparición del colesterol bueno, tiene un alto contenido en potasio, es fuente de minerales claves para la salud ósea y sus antioxidantes naturales retrasan el envejecimiento.

Antes de decantarte por una bebida o por otra, recuerda que si quieres mantenerte lejos de los médicos lo primero que debes hacer es beber con moderación.

¿Qué emborracha antes?

Medio litro de cerveza y una copa de vino tienen más o menos la misma cantidad de alcohol, de 16 a 24 gramos. Sin embargo, sus efectos en nuestra salud son muy distintos.

El tipo de bebida hace que el alcohol pase al flujo sanguíneo más o menos rápido, por eso aunque tomes la misma cantidad de cerveza o vino siempre caerás antes al oscuro mundo de la ebriedad con una de ellas.

Una investigación del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern pidió a un grupo de 15 hombres que tomaran ciertas bebidas en diferentes días, asegurándose de que el contenido de alcohol de casa una fuera proporcional a su peso corporal y de que las bebieran a la misma velocidad durante 20 minutos.

Cómo era de esperar, los licores entraron en el torrente sanguíneo más rápido que el resto de bebidas. En segundo lugar fue el vino, que lo hizo 54 minutos después de tomarlo, y en tercer lugar la cerveza, 62 minutos después.

En conclusión, una copa de vino emborracha antes que medio litro de cerveza.

¿Existe la barriga cervecera?

El mito de la barriga cervecera parece que es sólo eso, un mito. La cerveza tiene un 50% más contenido energético que el vino. Sin embargo, las diferencias del aumento de peso entre los consumidores de ambas bebidas son mínimas.

Los investigadores, tras revisar varios estudios sobre este tema, concluyeron que si el vino o la cerveza se consumen de forma moderada, la diferencia del aumento de peso es mínima, además de no producirse una ganancia de peso a corto plazo.

Sin embargo, el plazo máximo en el que se habían llevado a cabo esos estudios es de sólo 10 semanas, por lo que esa diferencia mínima podría crecer.

¿Qué resaca es peor?

la citada investigación no llegó a una respuesta clara. Los congéneres, las moléculas orgánicas tóxicas que confieren a las bebidas su color y sabor, son la causa de la temida resaca.

Las bebidas más oscuras tienen una concentración más alta de congéneres y, por tanto, los dolores de cabeza y náuseas que suelen aparecer al día siguiente son peores.

En cualquier caso, esta hipótesis no se ha podido confirmar, ya que los efectos de la resaca del vino y de la cerveza son muy parecidos.