Nuestro bienestar, nuestra salud, depende de las condiciones sociales, económicas, políticas, ambientales, culturales, educativas, geográficas y sanitarias del lugar donde vivimos, crecemos y nos relacionamos. Para garantizar un bienestar adecuado es necesario el esfuerzo coordinado de diferentes sectores que trabajan en el territorio: educación, transporte, igualdad, obras públicas, urbanismo, sistema sanitario, servicios sociales, medio ambiente...

Estas buenas condiciones garantizan la aparición de menos problemas de salud y una mejor evolución, calidad de vida y pronóstico en el momento que pudiera aparecer alguna enfermedad. El esfuerzo de garantizar este marco vital depende de diferentes protagonistas que viven y trabajan a nivel local: las diferentes administraciones, los recursos técnicos y, de una forma importante y fundamental, la propia ciudadanía.

De forma resumida, éstas serían algunas recomendaciones para conseguir municipios más saludables siguiendo algunas de las evidencias científicas disponibles en la actualidad:

Municipios que participan y que cuidan. Aquellas comunidades que tienen mayor nivel de cohesión, un alto nivel de cuidados (materiales e inmateriales), más sentido de pertenencia al lugar en el que viven, mejores redes sociales y de apoyo y más tejido asociativo son comunidades con un mayor nivel de bienestar. La soledad crónica tiene tanto riesgo como fumar 15 cigarrillos al día. Mejorar las redes sociales y generar comunidades cohesionadas hace que las personas puedan vivir más años, y que en los años que vivan de más disfruten de buena salud. El papel de la ciudadanía es, además, clave en el cuidado y el uso responsable y adecuado de los servicios públicos (por ejemplo, el uso adecuado de los servicios de salud, educativos o sociales).

Garantizar un buen sistema educativo. Tener un buen sistema educativo constituye un elemento fundamental para garantizar el bienestar y la salud de una comunidad. Una educación de calidad tiene efectos en evitar las desigualdades, mejorar la autoestima y formar mejores ciudadanas y ciudadanos. De forma general, por cada euro invertido en educación se recuperan ocho euros en términos de beneficios de salud. Un buen sistema educativo favorece más protección ante la aparición de conductas violentas (violencia machista o acoso escolar), favorece conductas más saludables y reduce riesgos de aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes en la vida adulta.

Igualdad efectiva y equidad de género. Se trata de establecer políticas e intervenciones activas que, en los municipios, faciliten la igualdad legal y efectiva entre hombres y mujeres. Y medidas para que todas las actuaciones contempladas anteriormente -en educación, empleo, oferta cultural, sanidad...- se realicen en términos de igualdad entre mujeres y hombres, y con una perspectiva de equidad: con más atención para aquellas personas que por sus características más lo necesitan.

Garantizar empleo y garantizarlo en condiciones de calidad. Tener un empleo y poder desempeñarlo en buenas condiciones tiene un efecto beneficioso para la salud. Los problemas de desempleo, precariedad, salud laboral o estrés -por no tener trabajo o por tenerlo en malas condiciones- están altamente relacionados con problemas de salud mental, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas.

Más movilidad activa, entornos más "paseables". Se impone favorecer espacios, y también fomentar un diseño seguro y agradable de nuestros pueblos y ciudades que favorezca que las personas podamos caminar más o utilizar más transporte activo, como la bicicleta. Asimismo, conviene generar condiciones para el trabajo, el ocio y el tiempo libre que permitan que las personas realicen más movilidad activa, y puedan integrar la actividad física en el día a día.

Un estudio del King's Fund publicado en 2015 en Reino Unido señala que por cada libra invertida en favorecer el uso de la bicicleta como medio de transporte cotidiano, el Sistema Nacional de Salud recupera cuatro libras reduciendo costes de salud. Si Inglaterra tuviera una infraestructura en bicicletas similar a la de Holanda, se podrían ahorrar 1,6 billones (con b) de libras al año al Sistema Nacional de Salud. Más aún: en este mismo estudio se valora que por cada persona que dejara de utilizar el coche en su rutina diaria para desplazarse, y lo hiciera caminando o en bicicleta, se podrían ahorrar unos 870 euros por persona al año (en términos de beneficios para las personas, en costes al Sistema Nacional de Salud y en reducción de la contaminación atmosférica). Además, este tipo de medidas tiene un impacto demostrado en mejorar la supervivencia, la calidad de vida y la disminución de incidencia de muchas enfermedades (como las cardiovasculares y diversas patologías tumorales).

Sistema sanitario público, universal y de calidad. La sanidad pública y universal es un elemento imprescindible para garantizar la prevención, los cuidados y la atención sanitaria a la población. Uno de los elementos que garantizan que el sistema sanitario sea adecuado es que tenga un sistema de atención primaria fuerte y de calidad. Existe abundante evidencia científica que demuestra que un sistema sanitario que pone en el centro del mismo a la atención primaria es más eficiente reduce las desigualdades en salud y obtiene mejores resultados de salud en la población.

Viviendas dignas. La vivienda tiene un impacto importante en el bienestar, fundamentalmente en grupos poblacionales como la infancia y las personas mayores. Tener hogares dignos y seguros está relacionado con mejor calidad de vida, menos accidentes, mejoras de las relaciones sociales y disminución del absentismo escolar y laboral.

Más y mejor transporte público. El desafío consiste en generar políticas municipales -y autonómicas- que favorezcan un transporte público económico, accesible, integrado y de calidad. Cerca del 80 por ciento de los viajes en coche que se hacen para distancias menores de ocho kilómetros podrían realizarse caminando, usando la bicicleta o utilizando un transporte público. En aquellos casos en los que sea necesario un transporte de motor sería enormemente positivo favorecer el uso del transporte público.

Disminuir la contaminación del aire. Los retos son establecer políticas para el control y la regulación de las emisiones, favorecer la movilidad y el uso de transportes públicos e invertir en diseños urbanos sostenibles y energías renovables. La contaminación del aire está relacionada con varias causas de mortalidad prematura. Disminuir la contaminación del aire incrementaría en once años la vida de personas que de otra forma morirían prematuramente.

Disminuir las desigualdades sociales y económicas. Diferentes estudios, realizados en lugares muy diversos del mundo, señalan las desigualdades sociales y económicas como un elemento que genera enfermedad y mortalidad prematura evitable. Las comunidades con menos desigualdades económicas son comunidades más saludables.

Equidad. La gran cuestión es que las intervenciones anteriores lleguen a todas y todos, pero proporcionalmente a quien más las necesita. Dirigir una mirada de equidad a todas las intervenciones. Tener en cuenta que las intervenciones mencionadas lleguen a los grupos de personas que por motivos de edad, género, situación económica, clase social, nivel educativo, aspectos culturales, orientación/identidad sexual o diversidad funcional más lo necesiten.