Mantener la salud bucodental debe ser uno de los objetivos que uno debe plantearse en este nuevo año, siendo conscientes de que la boca forma parte, de forma indisoluble, de la salud general. Cualquier alteración en boca, desde una infección a un sangrado durante el cepillado, puede agravar o precipitar enfermedades sistemáticas, como diabetes, o descompensar problemas cardiovasculares.

-Prevención. Siempre es la medida más eficaz. El dentista debe aconsejar los métodos de prevención más adecuados para cada paciente.

-Cepillarse un mínimo de 3 veces al día. A veces, en el día a día es complicado mantener una correcta higiene bucodental. No obstante, siempre hay que cepillarse los dientes después de cada comida, como mínimo dos veces al día.

-Uso de seda dental o hilo dental. Su utilización representa casi el 40% del total de la higiene de la boca. Si no se utiliza, se están dejando bacterias y sedimentos responsables de cierto tipo de caries.

-Reponer las piezas perdidas. Se debe entender el diente como un órgano, con función propia, y cuya pérdida genera incapacidad y repercusión para el resto de órganos: malas digestiones, alteración fonética y estética, etcétera. El reemplazo de piezas es la mejor manera de recuperar y prevenir los riesgos de la desdentación.

-Revisiones periódicas de acuerdo al consejo del dentista de confianza. Él aconsejará cuál debe ser el calendario idóneo de revisiones, así como las recomendaciones de acuerdo al estado de la boca.

-Aprendizaje desde la infancia. Los hábitos que se adquieren durante la fase de niñez nunca se olvidan y se mantienen toda la vida. Por eso, tanto bebés como niños deben acudir al dentista y tener hábitos saludables correctos.

-Dieta equilibrada. El aporte continuo de azúcares y grasas en niveles no recomendados hace que el riesgo de caries aumente proporcionalmente. Por eso es aconsejable llevar una dieta variada y ajustada a las diferentes necesidades.

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