Al hablar del grupo multidisciplinar de tratamiento de sarcomas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Alejandro Braña insiste en remontarse a los orígenes: "A comienzos de los años 80 del siglo pasado, José María Buesa, oncólogo, nos convenció a la doctora Asunción Querejeta, radioterapeuta recientemente jubilada, y a mí, de la necesidad de organizar un equipo para el tratamiento del sarcoma. El doctor Buesa era una persona honesta, inteligente, con gran capacidad de trabajo, minuciosa, competente... Fue también uno de los promotores del Grupo Español de Investigación en Sarcomas (GEIS), que marca a nivel nacional las pautas del tratamiento de los sarcomas".

En la actualidad, todos los sarcomas que llegan al Hospital Central se discuten en el seno de un comité multidisciplinar del que forma parte traumatólogos, radiólogos, oncólogos médicos, radioterapeutas y anatomopatólogos. "También la enfermería oncológica desarrolla un papel fundamental", enfatiza el doctor Braña, quien apostilla que "nuestro grupo es un paradigma de trabajo multidisciplinar".

Rebeca, gijonesa, tenía 15 años y una marcada afición al deporte: equitación, lucha, patinaje... Un día se cayó del caballo y comenzó a dolerle una pierna de forma persistente. "Me salió un pequeño bulto en la rodilla y los médicos no sabían la causa", relata. Los especialistas del Hospital de Cabueñes, de Gijón, consiguieron dar con el origen del problema: un osteosarcoma (un tipo de cáncer) en la tibia. Vuelco total a una vida aún muy joven. Fue enviada a Oviedo, al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y allí se sometió a un larguísimo proceso de curación: "Estuve ingresada un año entero: seis meses de tratamiento, la operación y otros seis meses de quimioterapia". Era el año 2000 y principios de 2001.

"El sarcoma es una variedad de cáncer muy infrecuente: representa el 1 por ciento del total de tumores malignos del adulto", explica Alejandro Braña Vigil, jefe del servicio de Traumatología del HUCA y responsable del equipo multidisciplinar de tratamiento de sarcomas que desde hace unos 35 años funciona en el complejo sanitario de Oviedo. "Operamos cada año entre 125 y 140 pacientes, una cifra muy elevada en comparación con las de otros hospitales", subraya el doctor Braña. De ellos, dos o tres son niños. La tasa de curación registrada hasta la fecha también es "importante": el 75 por ciento a los cinco años.

Los sarcomas se dividen en dos grandes grupos. Unos afectan a tejidos blandos: músculos, ligamentos, tendones, grasa... De cada diez sarcomas de partes blandas, nueve son benignos y uno es maligno. Otros se ceban con tejidos duros: hueso, cartílago.... Algunos de estos últimos -particularmente el osteosarcoma y el sarcoma de Ewing- "se producen fundamentalmente en niños y pueden tener una agresividad muy importante", asevera Alejandro Braña.

En el tratamiento integral de los sarcomas, el HUCA funciona como centro de referencia no sólo para Asturias, sino para el conjunto de España. "Recibimos pacientes de otras comunidades autónomas, especialmente de Galicia y Castilla y León. Globalmente, entre el 15 y el 20 por ciento de los enfermos que tratamos provienen de fuera de Asturias", precisa Alejandro Braña, quien a su vez es presidente del Colegio de Médicos de Asturias.

En el caso de sarcomas muy infrecuentes y cuya localización los hace muy difíciles de tratar -por ejemplo los de pelvis o sacro-, la experiencia acumulada por el equipo del Hospital Central es aún más valorada: "Nos envían pacientes de prácticamente todo el país".

Rebeca Miguélez Rodríguez, diagnosticada de un osteosarcoma de tibia, sabía que le tocaba luchar y confiar en los profesionales sanitarios. "Fue complicado. Llevas mal los vómitos, el adelgazar, tener que estar en casa mucho tiempo siendo adolescente...", afirma esta gijonesa que hoy tiene 33 años y reside en el barrio gijonés de Nuevo Roces. "La vida se te rompe por completo, te cuesta adaptarte a la nueva situación", añade.

Transcurrido un tiempo, comenzó a acoplarse a su nueva situación: "Vas asumiendo el rol y se te hace normal. Hasta el punto de que, cuando salía del hospital, incluso lloraba, porque había adquirido una cierta dependencia del hospital". Fue operada en el verano del año 2000, y en febrero de 2001 concluyó su estancia en el HUCA. "Luego estuve una temporada larga en rehabilitación", puntualiza.

Han pasado 18 años, y la vida es ahora de otro color: el próximo mes de julio llegará Aleida, la primera hija de Rebeca y de su pareja, Ignacio Marcos Bermúdez Bernal: "No me lo planteé hasta hace poco, pero lo decidimos y ha ido muy bien. No tuve ningún problema de fertilidad ni de ninguna otra cosa".

Aún más joven que Rebeca Miguélez era Luis Ángel Ordiz Muñiz, de 17 años. Vive en Trasona (Corvera) y estudia primero de Bachillerato. Tenía 12 años cuando comenzó a sentir un dolor intermitente en la rodilla. Empezó la peregrinación por las consultas médicas. "Un día, cuando llegué del colegio, mis padres me dijeron que tenía cáncer", evoca. "En un principio fue impactante, pero fui asimilándolo poco a poco", añade.

Ingresó en el HUCA, le hicieron pruebas, llegó el tratamiento con quimioterapia, una serie de operaciones... "Lo más duro fue la quimioterapia; me afectó físicamente y también un poco mentalmente", afirma Luis Ángel. Aquellos duros momentos también tuvieron contrapartidas muy significativas. Se emociona al aludir a una de ellas: el comportamiento de sus amigos: "Fue muy gratificante, estuvieron siempre apoyándome, estoy muy agradecido. Y toda mi familia estuvo ahí, dándome apoyo". Un par de muletas exteriorizan sus secuelas: "Aprendí que hay que vivir la vida, que son dos días". Una vez que liquide el Bachillerato, Luis Ángel Ordiz Muñiz quiere estudiar ingeniería de software.

Alejandro Braña hace hincapié en que, al ser un tipo de tumor infrecuente y de abordaje complejo, los sarcomas "deben ser remitidos a hospitales especializados, de referencia". Según el traumatólogo, el manejo del paciente "va a tener una repercusión directa en su evolución y su pronóstico".

El grupo especializado del HUCA efectúa el diagnóstico y el tratamiento completo de los sarcomas, incluyendo radioterapia y quimioterapia en los casos que lo requieren. Verónica Blanco Lorenzo, especialista en anatomía patológica del HUCA, forma parte de este equipo junto a su colega de especialidad Aurora Astudillo. "Nuestro trabajo consiste en colaborar en el diagnóstico de los tumores, para facilitar la determinación del tratamiento y el pronóstico de estos pacientes", explica. La doctora Blanco corrobora lo apuntado por el doctor Braña: "El sarcoma es un tipo de patología poco frecuente, que no se ve en todos los hospitales, y por eso es importante que estos casos se valoren en centros de referencia con un equipo adecuadamente preparado, formado y con experiencia".

También Ana Alonso García, del área de oncología radioterápica, integra el grupo de sarcomas del HUCA: "Casi todos los sarcomas, sobre todo los de partes blandas, van a necesitar un tratamiento complementario con radioterapia", precisa la doctora Alonso. La misión del radioterapeuta se centra en "prevenir una reaparición del tumor". A juicio de Ana Alonso, el tratamiento del sarcoma "es difícil, pero apasionante". ¿Por qué? Porque "son localizaciones anatómicas dispares, distintos tipos histológicos... Entraña dificultades en cuanto al posicionamiento del paciente, tanto para el escáner como para el tratamiento. Hay que encontrar el sistema de movilización adecuado y la dosimetría adecuada para cada caso...".

El éxito frente al sarcoma se deriva de la colaboración de especialistas de disciplinas médicas muy diversas. Un trabajo conjunto que hoy permite a la gijonesa Rebeca Miguélez proclamar: "No puedo correr o patinar, pero hago una vida totalmente normal. De hecho, cuando veo a una persona con muletas no me identifico, porque no me veo así...".

Rebeca Miguélez. 33 años, Gijón

"Hago vida normal y en julio seré madre"

"Tenía 15 años. Los tratamientos y la estancia de un año en el hospital los llevé muy bien. Psicológicamente no me afectó. Físicamente, sí: adelgazas mucho, estás débil, se te cae el pelo... Estuve trabajando y estudiando a la vez. Iba al gimnasio, salía, iba a la montaña... Ahora, no puedo correr o patinar, pero hago una vida totalmente normal. De hecho, cuando veo a una persona con muletas no me identifico, porque no me veo así. Y ahora, en julio, voy a ser madre. La niña se llama Aleida".

Luis Ángel Ordiz. 17 años, Trasona (Corvera)

"Quiero estudiar Ingeniería de Software"

"A los 12 años me diagnosticaron un cáncer. En un principio fue impactante, pero fui asimilándolo poco a poco. La quimioterapia me afectó físicamente, y también un poco mentalmente. El papel de mis amigos fue muy gratificante: estuvieron siempre apoyándome, estoy muy agradecido. Y toda mi familia estuvo ahí, dándome apoyo. Aprendí que hay que vivir la vida, que son dos días. Quiero estudiar Ingeniería de Software".

La clave del éxito: trabajar en equipo

Al hablar del grupo multidisciplinar de tratamiento de sarcomas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Alejandro Braña insiste en remontarse a los orígenes: "A comienzos de los años 80 del siglo pasado, José María Buesa, oncólogo, nos convenció a la doctora Asunción Querejeta, radioterapeuta recientemente jubilada, y a mí, de la necesidad de organizar un equipo para el tratamiento del sarcoma. El doctor Buesa era una persona honesta, inteligente, con gran capacidad de trabajo, minuciosa, competente... Fue también uno de los promotores del Grupo Español de Investigación en Sarcomas (GEIS), que marca a nivel nacional las pautas del tratamiento de los sarcomas".

En la actualidad, todos los sarcomas que llegan al Hospital Central se discuten en el seno de un comité multidisciplinar del que forma parte traumatólogos, radiólogos, oncólogos médicos, radioterapeutas y anatomopatólogos. "También la enfermería oncológica desarrolla un papel fundamental", enfatiza el doctor Braña, quien apostilla que "nuestro grupo es un paradigma de trabajo multidisciplinar".