Bebés de tres meses y septuagenarios. Ninguno se libra de la infestación de los piojos que lejos de remitir, cuando se acerca el verano, cobra fuerza, sobre todo, entre la población infantil. Marieta Vicario, titular de un negocio en Oviedo para el tratamiento de la pediculosis (infestación de la piel por piojos), indica que el suplemento del calor estival repercute en un aumento del contagio del parásito. El último foco son los trajes de surf. "Y los campamentos son mortales", agrega esta especialista. Igual que los cursos de equitación o todos aquellos deportes donde los niños comparten ropa o algún elemento para cubrirse la cabeza.

Ante la duda, Vicario recomienda una medida básica: pasar la lendrera dos veces por semana. Eso sí, que sea buena, con púas microacanaladas, que si se pasa bien, no deja escapar un piojo. "Hay mucha leyenda urbana", subraya Alba García, titular de un negocio en Gijón con idéntico objetivo que Vicario: luchar contra los piojos. Primer mito: no hay producto eficaz que elimine por completo este parásito. De hecho, con el paso del tiempo se han hecho más resistentes. "Los piojos son tan antiguos como la humanidad. Hay momias con piojos", relata García como ejemplo. Hay piojos de todo tipo: grandes, pequeños, enormes, rubios, de color muy oscuro... "Se adaptan al cuero cabelludo", coinciden ambas especialistas, "y también van al pelo teñido".

El problema, advierte Marieta Vicario, es que "no se enseña a los niños a comunicar y ninguna mamá se atreve a decirlo". Todavía está presente el estigma de que el piojo equivale a falta de higiene. "Todo lo contrario", aclara, "el piojo va a lo sano, busca confort, calor... y hoy nuestros niños están mejor cuidados que nunca". Segundo mito: los piojos van al cabello largo. Se dice que las niñas se contagian más pero no porque suelen llevar el pelo más largo sino porque suelen tener más contacto físico entre las amigas.

El ciclo de vida del parásito es de una semana. El tiempo en el que Marieta Vicario y Alba García garantizan un tratamiento efectivo -manual y natural- para hacer desaparecer el piojo. En la primera sesión realizan una revisión manual y aspiran el cuero cabelludo con una lendrera. "El primer día llegan a casa sin piojos", indican.

En sesiones sucesivas (dos más) se revisa el cuero cabelludo en busca de liendres. Por ello, lo fundamental en estos casos es la colaboración de las familias, la comunidad educativa y también los centros de salud, a veces faltos de información, que tratan los piojos como si fueran una dermatitis. "Lo primero de todo es comunicarlo en el colegio y no llevar al niño hasta tener solucionado el problema", recalcan.

Tercer mito: no hay producto cien por cien efectivo. Las especialistas aconsejan huir de compuestos con extracto de árbol de té, "por su alta concentración de hormonas", alertan. Y porque algunos productos generan "dermatitis brutales" en niños con piel atópica. Otros son asintomáticos, y cuando llegan a la consulta suman tres semanas con el parásito en el cuero cabelludo.

"El piojo más grande es el australiano", subraya Alba García. "El saharaui es muy oscuro", añade Vicario. Y la hembra se distingue del macho porque presenta un cuerpo más voluminoso, sobre todo en la zona de la cola. Más mitos: el pelo teñido no está excluido de las infestaciones, echando vinagre no se van los piojos y aunque se planche el pelo tampoco desaparecen.

Cuando en el hogar hay un niño con piojos, conviene además activar un sencillo protocolo: lavar toda la ropa (sábanas, toallas y pijamas) a 60 grados o meter todo en bolsas cerradas durante dos días. En el congelador deben introducirse peines y cepillos.

"Lo fundamental es colaborar desde todos los ámbitos para comunicar a tiempo cuando hay un foco de piojos y tratarlo", concluyen.