Siempre hay alguien al otro lado dispuesto a escucharles, una ayuda que parece más necesaria que nunca en estos tiempos de crisis. Con la crisis se han disparado las llamadas al Teléfono de la Esperanza, una ONG que "presta asistencia de manera gratuita las 24 horas del día, los 365 días del año", explica Juan López, presidente en Alicante del Teléfono de la Esperanza.

Junto con el aumento en el número de llamadas, el perfil del usuario también ha variado en el último año. "La mayoría son mujeres, cerca del 76%, pero hemos detectado un incremento en el número de hombres que nos llaman". El desempleo y la falta de perspectivas laborales, el agobio por las deudas... son problemas que escuchan cada vez con mayor frecuencia los trabajadores de esta ONG desde que estalló la crisis económica.

El anonimato es una de las características que buscan quienes acuden a este teléfono, por eso no es extraño "que cada día recibamos llamadas de personas que residen en otras provincias de España, pero que acuden a la sede de Alicante tratando de asegurarse la total confidencialidad".

Escucha activa

Las llamadas, explica Germán Ricardo, coordinador de programas de esta ONG, "pueden variar entre los 5 minutos a la hora". La regla principal de quien descuelga el teléfono "es que nunca damos consejos ni recetas, sólo nos limitamos a escuchar". De esta manera, "la persona que tiene un problema se siente comprendida y sólo por el hecho de exponer su situación y contestar a una serie de preguntas que le hacemos, la mitad del problema desaparece". En caso de que la atención telefónica no sea suficiente "se le ofrece la posibilidad de recibir atención en nuestra sede por psicólogos, psiquiatras, asesores jurídicos y orientadores familiares".

"La mayoría de las consultas que atendemos están relacionadas con problemas con la familia o la pareja, ya sean peleas, conflictos entre padres e hijos, crisis matrimoniales, riñas de parejas...", afima Germán Ricardo. Problemas existenciales, de soledad depresiones... ocupan también una parcela importante del número de llamadas que contestan los voluntarios, "seguidas en menor medida de la atención a personas que padecen algún tipo de adicción". Pero sin duda, las situaciones más difíciles a las que se tienen que enfrentar es cuando se recibe una llamada de una persona que desea suicidarse. "Estadísticamente sólo suponen el 1% de las llamadas, pero el impacto de la misma es muy fuerte", señala Germán Ricardo. Hay personas que llaman con la intención de quitarse la vida, otras con la decisión ya tomada y lo más urgente, "personas que han dado ya el primer paso, por ejemplo, tomando pastillas".

En estas situaciones debe seguir imperando el requisito del anonimato "por lo que nos aferramos a la idea de que si la persona llama es porque tiene una esperanza de seguir viviendo". Si la persona decide romper ese anonimato que media con el voluntario que está al otro lado del teléfono, "entonces podremos llamar a los servicios de emergencia para que acudan a atenderle".

Los voluntarios que tratan con estas personas en situación límite "han recibido un formación especial para hacer frente al problema". Sin embargo para trabajar como voluntario en el Teléfono de la Esperanza "hay que pasar por tres años de formación básica". A lo largo del año, esta asociación desarrolla además cursos, talleres y grupos de desarrollo personal con el objetivo de promocionar la salud emocional.

El Teléfono de la Esperanza está presente en 25 provincias españolas, en Oporto (Portugal) y en 11 países de Latinoamérica. También está funcionando en Zúrich (Suiza) y en Londres (Reino Unido) como recurso de ayuda para el numeroso colectivo de hispano-luso hablantes y está muy adelantado un centro similar en Miami (EE UU ).

La asociación fue fundada oficialmente en el año 1971 por Serafín Madrid y declarada de "Utilidad Pública" en 1972.