Con la llegada del otoño-invierno, los niños, y de forma destacada los lactantes, aumentan mucho su frecuencia de infecciones. A los cambios meteorológicos hay que añadir la entrada en guarderías y colegios, elevándose la posibilidad de transmisión de numerosos gérmenes.

¿Y cuáles son los órganos preferidos? Lógicamente aquellos que tienen más fácil comunicación desde el exterior. Así tendremos enfermedades agudas del aparato respiratorio y digestivo (diarreas agudas).

En el aparato respiratorio, las infecciones podemos dividirlas en las de vías altas, motivo de consulta más numeroso con diferencia, y las de vías bajas. Quiero hablar de una parte de estas últimas, y más concretamente en el intervalo de edad entre los 0 y 25 meses.

Los lactantes, tienen unas características en sus vías respiratorias que las hacen más sensibles al colapso y al aumento de la resistencia al paso del aire. Esto provoca la aparición de unos sonidos agudos, "pitos", llamados sibilancias.

La situación que se suelen encontrar los padres es la de un bebé que puede empezar con un catarro en vías altas. El niño tendrá tos leve o moderada, moco claro nasal y fiebre más o menos intensa.

Uno o dos días después, la tos se intensifica y aparecen signos de dificultad para respirar. Se notan ruidos silbantes de predominio espiratorio, aumento de la frecuencia respiratoria, retracciones costales y a veces aleteo nasal. Generalmente, el cuadro está precedido por la exposición a una persona de mayor edad con un catarro leve o la asistencia a guardería en los días previos.

Esta enfermedad se llama bronquiolitis y es la causante de la gran mayoría de sibilancias en lactantes. Su origen, en más del 50% de los casos, es la infección por el virus respiratorio sincitial, que suele tener en nuestro medio picos de incidencia máxima de diciembre a febrero. Se corre más riesgo si no ha recibido lactancia materna, cuando se vive en condiciones de hacinamiento o se tienen varios hermanos.

La gravedad es mayor si el lactante es menor de 3 meses, ha sido prematuro, se fuma en el domicilio o presenta alguna enfermedad subyacente, como puede ocurrir si se padece un reflujo gastroesofágico o una malformación cardíaca.

La bronquiolitis es causa de muchas hospitalizaciones. No obstante, la mayoría se tratan en el domicilio. Aumentamos la humedad ambiental, se realiza fisioterapia respiratoria y administramos distintas medicaciones en aerosol con cámaras espaciadoras. Así se mitigan las molestias que suelen durar unos 10-12 días.

De todos los lactantes que tuvieron sibilancias antes de los tres años de edad, casi el 60% dejó de presentarlas a los 6 años. Los factores de riesgo de recurrencia son, preferentemente, padres con asma, tabaquismo en el domicilio, rinitis persistente o dermatitis antes del año de edad.

El lavado meticuloso de las manos es el mejor método para disminuir la transmisión del virus que provoca esta enfermedad.