Una nueva investigación sobre la longitud de los dedos en corredores de maratón como marcador de la exposición hormonal prenatal muestra que las personas con mayor exposición a la testosterona en el útero son mejores en las carreras de larga distancia, una correlación particularmente fuerte en los hombres, aunque también presente en las mujeres.

Se ha demostrado con anterioridad a este trabajo que la exposición prenatal a altos niveles de la hormona sexual masculina testosterona confieren ventajas evolutivas para los hombres: atractivo sexual, cantidad de espermatozoides, eficiencia cardiovascular y conciencia espacial, por ejemplo.

Los autores de este estudio dicen que el hallazgo --es decir que los hombres con mayor 'potencial reproductivo' desde un punto de vista evolutivo son mejores corredores de fondo--, sugiere que las mujeres pueden haber seleccionado esa resistencia atlética a la hora de reproducirse durante el pasado del hombre como cazador-recolector, quizá porque 'la caza de persistencia'.

Es decir, agotar a las presas mediante un seguimiento incansablemente, era una forma de conseguir comida. Los buenos corredores eran propensos a ser mejores cazadores de persistencia y, en consecuencia, mejores proveedores de alimentos.

Esto aumenta la probabilidad de que los buenos proveedores de alimentos tendrían otros rasgos clave como la inteligencia y la generosidad, según sugiere este estudio realizado por investigadores de la Universidad de la División de Antropología Biológica de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y que se publica este miércoles en 'Plos One'.

"La observación de que la habilidad de realizar carreras de resistencia está conectada al potencial reproductivo en los hombres sugiere que las mujeres en nuestro pasado cazador-recolector pudieron ver la capacidad de correr como una señal de un buen compañero para la reproducción. Se pensaba que un mejor cazador habría conseguido más carne y una familia más grande y saludable", señala el autor principal del estudio, Danny Longman.

"Pero los cazadores-recolectores pudieron haber utilizado sistemas igualitarios con la misma distribución de carne, como lo vemos en tribus de hoy en día. En este caso, más carne no sería un factor, pero la capacidad de conseguir la carne sería una señal de los rasgos subyacentes de resistencia atlética, inteligencia para rastrear y burlar a la presa, y generosidad para contribuir a la sociedad tribal, todos ellos deseables de transmitir a los hijos", argumenta.

Estudio en más de 500 corredores

Al analizar a una gran muestra de corredores de maratón, Longman y sus colegas analizaron las longitudes de los dedos específicos conocidos como la proporción de dígitos 2D:4D. Estudios anteriores han demostrado que las personas expuestas a más testosterona prenatal tienen un dedo anular más largo (cuarto dígito) en comparación con su dedo índice (segundo dígito).

Esta relación de dedos es la forma conocida más exacta de saber si un adulto fue expuesto a niveles más altos de testosterona cuando era un feto, un predictor probado del "potencial para el éxito reproductivo" en los hombres, según los investigadores.

El equipo estudió a 542 corredores (439 hombres y 103 mujeres) en la media maratón de Robin Hood en Nottingham, Reino Unido, mediante fotocopias de sus manos y tomando los tiempos que tardaron en completar la carrera y otros detalles clave justo después de que los corredores cruzaron la meta. Así, vieron que el 10 por ciento de los hombres con las proporciones de los dedos más masculinas eran, en promedio, 24 minutos y 33 segundos más rápidos que el 10 por ciento de los hombres con la relación de dígitos menos masculina.

La correlación también se detectó en las mujeres, pero fue mucho más pronunciada en los hombres, lo que sugiere una selección evolutiva más fuerte en los hombres de la habilidad para correr. El 10 por ciento de las mujeres con las proporciones digitales más masculinas eran, en promedio, 11 minutos y 59 segundos más veloces que el 10 por ciento con una proporción masculina menor.

Longman señala que la exposición a la testosterona prenatal ejerce una pequeña influencia en la capacidad de correr. "Los seres humanos son nulos velocistas. Los conejos, por ejemplo, son velocistas mucho más rápidos, a pesar de ser gordos y redondos. Pero los humanos son corredores de larga distancia fantásticamente eficientes, comparables a los lobos y los coyotes salvajes", pone como ejemplo este experto.

"Nosotros sudamos cuando la mayoría de los animales se sobrecalientan; nuestros tendones y postura están diseñados para propulsar nuestros próximos pasos. Hubo como una presión selectiva hacia todos estos beneficios durante nuestra evolución", añade Longman, quien señala que se cree que la caza de persistencia ha sido una de las primeras formas de la caza humana, que evolucionó hace aproximadamente dos millones de años.

"Todavía pueden verse ejemplos de la caza de persistencia en algunas partes de África y México en la actualidad. Los cazadores eligen deliberadamente el momento más caluroso del día para cazar y perseguir y realizar un seguimiento de un antílope o ñú a lo largo de más de 30 o 40 kilómetros durante cuatro o cinco horas. Los animales recuperan cada vez menos su funcionamiento hasta que se derrumban agotados y son fáciles de matar ", detalla Longman.

"Esto puede parecer una locura, pero cuando un cazador está relativamente en forma, la cantidad de energía que gasta es en realidad muy pequeña en comparación con los beneficios de la energía que un animal del tamaño de un antílope le aporta, por ejemplo. Antes de la domesticación de los perros, la caza de persistencia puede haber sido una de las formas más eficientes de caza", añade.