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Las borracheras ponen en riesgo el desarrollo cerebral de los adolescentes

El consumo de alcohol genera "podas neuronales", según alertan los psiquiatras, que piden al Gobierno "cortar por lo sano" los botellones

Las borracheras ponen en riesgo el desarrollo cerebral de los adolescentes NACHO OREJAS

Los adolescentes beben copas a la misma velocidad que matan neuronas. Los psiquiatras de la región advierten de que los atracones de alcohol ponen en riesgo el desarrollo cerebral de los jóvenes, que no concluye hasta los 24 años. El último informe sobre la situación del consumo de drogas y bebidas alcohólicas en el Principado revela que el exceso de tomar seis o más copas en un intervalo de tiempo inferior a las dos horas -conocido como "binge drinking"- se dispara entre los menores de 18 años. Los expertos aseguran que la ingestión de grandes cantidades de alcohol genera "podas neuronales" con el agravante de que las células nerviosas muertas ya no se regeneran. Por eso, piden "intervenir con valentía" y "cortar por lo sano" los botellones.

A ello se refiere el psiquiatra Pedro Quirós, autor del libro "La historia de los consumos de bebidas alcohólicas": "Estamos ante un problema social y médico muy importante". La gravedad del asunto radica, según Quirós, en que las borracheras pueden acabar produciendo lesiones cerebrales en los adolescentes. "Ahora no sólo beben, sino que le dan al 'porro'. Y eso convierte a los adolescentes en carne de cañón de asilos y centros psiquiátricos en un futuro". En su opinión, los políticos "tendrían que dejarse de bobadas y actuar de verdad".

En esta misma línea se pronuncia el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y presidente de la Academia de Medicina del Principado, Julio Bobes, quien explica que el paso de un modelo mediterráneo (consumo de alcohol diario y moderado) a otro nórdico (consumo elevado y concentrado en los fines de semana) no sucede sólo en la región, sino en todo el país. Bobes pone el acento en que el alcohol es una sustancia "capaz de interferir en el funcionamiento del sistema nervioso y destruir neuronas". En el caso de los jóvenes, el problema es doble, puesto que el cerebro "no termina de formarse hasta los 24 años".

El experto lamenta que la sociedad no entienda lo peligroso que puede resultar un botellón para la salud. "Al patrón de bebidas tradicionales -como el vino o la sidra-, hay que sumar un nuevo patrón europeo, que consiste en ingerir bebidas de alta graduación los sábados y domingos y en espacios de ocio". Julio Bobes se queja de que en cuatro legislaturas el Gobierno de España no haya conseguido sacar una ley de protección del menor, "clave para dificultar el acceso al alcohol".

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