Tere Aladro murió con el primer disparo y ni llegó a tocar la escopeta: "Siempre se consideró una muerte violenta de carácter homicida", señalaron hoy los forenses

El primer disparo destrozó el hígado y dañó un pulmón y el corazón de la víctima; ya muerta, recibió otro tiro en la espalda, a 40 centímetros, afirmaron los técnicos que testificaron en el juicio contra el marido de la lavianesa

El acusado, primero por la izquierda, en la sesión de hoy.

El acusado, primero por la izquierda, en la sesión de hoy. / L. P.

María Teresa Aladro falleció desangrada tras recibir el primer disparo de frente, que le destrozó el hígado, le dañó el pulmón y el corazón tras rebotar con las vértebras lumbares. Esta detonación se produjo a media distancia, a unos 60 centímetros, y el segundo disparo se produjo más cerca, a unos 40 centímetros, por la espalda, cuando ella técnicamente ya estaba fallecida y sin posibilidad de reaccionar de alguna manera.

La forenses que declaran esta mañana en la cuarta sesión del juicio por la muerte de la lavianesa a manos de su marido Senén Fernández no han dejado lugar a la duda: la mujer no presentaba restos en las manos que se correspondieran con un forcejeo con la escopeta, y en ningún momento los hechos se plantearon en el análisis forense como una muerte accidental. "Siempre se consideró una muerte violenta de carácter homicida" , sostuvieron las profesionales que testificaron en el juicio.

La sesión del martes puso de manifiesto el atosigamiento que el acusado infringía en la víctima. "Sin mí no vales nada". "Eres una enferma". "¿Dónde vas a ir sin mí?". La lista de mensajes de Whatsapp hirientes que Senén Fernández dedicó a su mujer, Teresa Aladro, antes de quitarle la vida en Laviana, en 2021, es larga y variada, y refleja que sobre ella ejercía un gran control con multitud de comunicaciones escritas y conversaciones que demuestran que "la agobiaba", que la víctima estaba "cansada" de la situación y que así se lo hizo saber a sus allegados. Además, manifestó en varias ocasiones por teléfono a los suyos el ahogo que le producía el control de su marido tras anunciarle que quería poner fin a la relación: "Lo controla todo, dónde aparco, dónde voy, a qué hora me levanto", habría escrito la fallecida a sus amigas en los meses que precedieron a su fatal fin.

Así lo pusieron ayer de manifiesto en la tercera sesión del juicio por la muerte de la lavianesa los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Asturias que analizaron el contenido de los teléfonos móviles de la víctima y su verdugo. "Se trataba de una relación de desequilibrio", llegó a decir una de las agentes encargadas de esta tarea. El rastreo de las comunicaciones de la pareja desvela cómo a partir de marzo de 2021, fecha en la que Teresa Aladro quiso poner fin al matrimonio, las llamadas y los mensajes se intensificaron, principalmente por parte de él.

Además de atosigar a su mujer , Senén Fernández también realizó numerosas búsquedas en Internet que ponen de manifiesto la obsesión que le causó la decisión de Teresa de romper la relación. Hay consultas al Tarot del amor, sobre cómo hackear un móvil, cómo tener localizada a la pareja o cómo saber si la pareja está con otra persona en redes sociales, entre otras. Un historial de búsquedas que dibuja un retrato del acusado de asesinato como obcecado con el control de su esposa, y que hizo que ella dejara por escrito a sus amistades cosas como que "no para, me aburre, no deja de escribirme, no me deja en paz, es un ogro que se enfada por todo". "Por qué no me contestas, ¿me has bloqueado?", le interrogaba él con insistencia. "Estaba meando, quiero irme a dormir", respondía ella, según se relató en la sesión de la vista oral celebrada ayer en la Audiencia Provincial.

No sólo eso, sino que los mensajes se extendían a su vástago, Adrián. "Ella le recriminaba a su marido la forma de tratar a su hijo", incidió una de las agentes que declaró ayer como testigo, con manifestaciones como "al niño lo tienes loco diciendo que te vas a suicidar", "cada vez que hablas del rifle, Adrián se pone como loco".

Llamadas

La noche previa a los disparos que acabaron con la vida de Teresa Aladro se produjeron varias llamadas cruzadas, que en total sumaron "cerca de una hora de duración", indicaron los agentes. Y además, en las primeras testificales que practicaron a su hijo tras el suceso, éste ya les relató dos episodios de violencia doméstica: uno de ellos de hacía años, con un empujón de Senén a Teresa porque ésta había discutido con la suegra, y otro más reciente, que también fue relatado a una amiga.

La defensa, por su parte, ejercida por el abogado Luis Fernández del Viso, quiso dejar claro que "nunca en estas comunicaciones se produjeron amenazas de muerte". También esgrimieron otros mensajes escritos por Teresa Aladro a sus amigas años antes, donde hablaba de una crisis matrimonial y de que "iban a intentar arreglarlo porque se querían".

Tampoco se produjo un corte taxativo de las comunicaciones entre ambos a pesar de las quejas de la víctima, apuntó el letrado defensor, quien aludió a que Teresa Aladro no habría manifestado tener apuros económicos a sus amistades. También se dejó constancia de que la víctima le habría prestado 300 euros a su marido.

Más allá de eso, en la sesión de ayer quedó claro de forma meridiana que Senén Fernández reconoció el crimen inmediatamente después de cometerlo y que nunca puso la excusa de que se estuviera intentando suicidar. "Nos dijo que la había matado, que la había matado, que la había matado con una escopeta", insistieron los agentes que intervinieron inmediatamente después de recibir el aviso del tiroteo desde el Centro Operativo de Servicios de Gijón.

Los primeros en llegar al lugar de los hechos fueron los agentes de servicio en el puesto de la Guardia Civil de Laviana. "Cuando íbamos hacia el domicilio de la calle Puerto de Tarna, en el que se había encontrado el cuerpo, nos topamos con un coche de frente, circulando en dirección contraria, que nos dio las luces", relató uno de guardias. En ese vehículo viajaba Senén junto con su hermano, que era quien conducía. "Nos dijo que había matado a la mujer y que lo llevaba para entregarlo en el cuartel", continuó relatando el agente.

Inmediatamente el homicida fue detenido, introducido en el coche patrulla y trasladado a la casa de la víctima para comprobar los hechos. Senén se quedó en el coche custodiado por un agente, y lo único que dijo en varias ocasiones fue "he matado a mi mujer con una escopeta". Nunca mencionó ante los agentes que fuera un accidente, que estuviera intentando suicidarse ante ella o que todo hubiera sido fruto del infortunio.

Sí indicó a los agentes que la escopeta con la que había disparado se encontraba en el interior de su furgoneta, aparcada a unos pocos metros del domicilio familiar, donde los profesionales de la Guardia Civil la encontraron desmontada, dentro de una bolsa de deporte.

En la casa en la que residía Teresa tras la separación se hallaron dos balas, una sobre la almohada y otra en el suelo bajo la cama, tras rebotar contra la pared.

Los agentes del Laboratorio de Criminalística de Gijón que realizaron la inspección ocular y el informe preliminar, en el lugar del crimen, contabilizaron cuatro orificios de bala en el cuerpo de la víctima, y constaron que la mujer no presentaba a primera vista quemaduras en las manos que se pudieran corresponder con un forcejeo con el cañón del arma.

Serán los forenses y los expertos en balística los que aclaren en la sesión de hoy cómo sucedieron los hechos, según los análisis y las evidencias físicas recabadas, pero a priori no parece haberse producido la disputa que sostiene la defensa, según la cual la víctima habría intentado quitar el arma a Senén para evitar que se suicidara.

En lo que sí habrá discrepancias es en la manera en la que se produjeron los disparos. Los agentes de Criminalística establecieron, en un primer momento, que se produjeron por la espalda y con trayectoria horizontal. "Hicimos la primera valoración por la percepción más sencilla en ese momento", defendió uno de los agentes.

Los análisis químicos realizados después descartaron esta posibilidad y recompusieron la distribución de los orificios de entrada y salida de las balas, que se habría producido según estudios posteriores con una trayectoria diagonal.

La defensa del acusado tratará de aferrarse a que los disparos se produjeron desde una posición inferior, cuando supuestamente Senén Fernández se encontraba arrodillado ante su mujer amenazando con suicidarse. Según esta versión, la escopeta se habría disparado de frente y de forma accidental en un forcejeo para intentar evitar el suicidio del hombre, y el segundo disparo habría tenido lugar por efecto del retroceso del arma, y ya por la espalda porque según sostiene el letrado defensor, la mujer se habría girado por el golpe de la primera detonación.

Además del arma homicida, los agentes encontraron dos escopetas de caza y dos rifles en la casa del detenido, así como un arma larga sin regularizar en una de las cabañas en el monte propiedad del acusado. Fue su hijo quien les condujo hasta esta última arma de fuego.