Las termas de Lucus Asturum, en Lugo de Llanera, estuvieron en uso al menos durante dos centurias, en concreto entre los siglos II y IV de nuestra era. Así lo constata el estudio de algunos de los materiales encontrados durante las excavaciones las termas, que se llevaron a cabo entre los meses de septiembre y octubre del año pasado bajo la dirección de la arqueóloga Esperanza Martín.

Para fijar la cronología, se ha analizado el numerario y la cerámica de importación encontradas a lo largo de la excavación, además de otros elementos metálicos de bronce y hierro, referidos los primeros a elementos de adorno personal tales como pendientes o fíbulas, y los segundos a elementos de construcción tales como clavos utilizados para la sujeción del material latericio de construcción.

El área excavada en esta primera campaña fue de unos 200 metros cuadrados, lo que supone apenas un tercio de la superficie total que ocuparía el edificio de las termas, de las cuales se han localizado varias estancias, una de ellas una sala calefactada con suelo hidráulico (caldarium), con las clásicas columnillas que servían de soporte al suelo y entre las cuales circulaba el aire caliente que servía para calefactar el espacio. Asimismo, se localizó una sala de agua fría (frigidarium), junto con un conjunto muy abundante de material de construcción, especialmente latericio (ímbrices y tégulas) salidas del complejo de hornos de La Venta del Gallo, vidrio de ventanas y restos de pintura que apuntan hacia la hipótesis de unos frisos completamente blancos compartimentados en rectángulos de líneas rojas o naranja intenso, con algunos motivos decorativos florales.

La campaña contó con una financiación de 15.000 € sufragados íntegramente por el Ayuntamiento de Llanera, y se desarrolló a partir de unos trabajos previos de teledetección, a cargo de un equipo multidisciplinar impulsado por el propio ayuntamiento, y se siguen haciendo trabajos de conservación de los materiales recuperados, que superan ampliamente el millar.