Docencia e investigación. Esos son los dos pilares sobre los que se asienta el campus de Mieres, cuyo principal eje son los recursos naturales. Docencia a través de los grados y másteres que se imparten en la Escuela Politécnica de Mieres e investigación con el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) y el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), además de las cátedras Hunosa y Pasek Smart 20, que subrayan la relación entre empresa y Universidad.

El grado en Ingeniería de los Recursos Mineros y Energéticos, conocido popularmente como Minas, es la titulación original de Mieres. Una evolución de los estudios que se impartían en la vieja Escuela de Capataces y que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Y es que Minas siempre se ha asociado a la extracción de carbón, pero la carrera siempre ha sido mucho más que eso. Así, sus salidas profesionales van desde la producción de metales a la industria petroquímica, la localización de yacimientos o, incluso, el reciclaje de sustancias.

Alumnos de Forestales, durante una de las salidas de campo que se realizan.

Una década antes de que se inaugurara el campus de Mieres, sus instalaciones universitarias acogieron los estudios de Ingeniería Topográfica –normalmente denominados Topografía–. El grado sufrió una gran transformación en el año 2016 que le afectó hasta en el nombre, pasando a llamarse Ingeniería Geomática. Un grado con pleno empleo definido como “la ingeniería de las ingenierías” por el exministro de Ciencia y astronauta Pedro Duque, pero cuya baja matrícula puso en peligro su continuidad en el tiempo. La titulación combina la Ingeniería de Datos, la Geografía y la Ordenación del Territorio, la Ingeniería Informática en Tecnologías de la Información y la geolocalización de los datos. El manejo de drones, la cartografía o el análisis de los datos que envía los satélites son solo algunas de sus aplicaciones, sin dejar de lado las salidas más clásicas como los levantamientos topográficos o los replanteos que precisa cualquier proyecto que tenga que ver con el terreno.

Con la entrada en el nuevo siglo las instalaciones universitarias de Mieres recibieron el grado en Ingeniería Forestal y del Medio Natural –Forestales–, unos estudios con salidas tan dispares como las energías renovables, la obra civil y la planificación del territorio. Y ya con el campus de Mieres en marcha, la Escuela Politécnica de Mieres abrió sus miras en 2011 con la implantación del grado en Ingeniería Civil, uno de los más exitosos. Se conoce como el grado todoterreno, y es que sus salidas no se limitan al ámbito de la construcción. De hecho, casi la mitad de las empresas del Ibex 35, el principal índice de referencia de la bolsa española, están dirigidas por ingenieros civiles. Esto se debe a que la titulación permite al alumno obtener habilidades para resolver cualquier problema, no sólo relacionado con la ingeniería, sino de cualquier índole. Además, la Escuela Politécnica de Mieres ofrece la posibilidad a sus alumnos de cursar el doble grado de Ingeniería Civil y Minas.

De izquierda a derecha: Pilar García, Saüc Gual, María Fernández, Verónica Moro, Luján Infanzón, Arantza Heredia, Lucía Benavente, Juan Carlos Fernández, Arturo Colina, Laro Incera, Lorena Salgado, Rubén Forján, Gil González, María Elena Fernández, Jesús Valderrábano, Eduardo Rodríguez-Valdés, José Luis Rodríguez y Laura García, todos pertenecientes al Indurot. | Vivas

Y no sólo eso, en Mieres también existe la posibilidad de cursar dos másteres destacados. Por un lado, el Máster en Geotecnología y Desarrollo de Proyectos SIG (Sistemas de Información Geográfica); y el Máster Universitario en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. El primero, aunque está abierto a muchas titulaciones, tiene una relación especial con la Geomática. El segundo se puso en marcha, concretamente en 2016, y tras una dura batalla para su implantación que se alargó más de dos años. Supone la continuación natural para los estudiantes de Ingeniería Civil, y es de los títulos con más éxito que se imparten en Mieres.

Paola Laiolo y José Ramón Obeso, del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), en un laboratorio. | Vivas

El último en incorporarse al campus de Mieres ha sido el programa de doctorado en Ingeniería de los Recursos Naturales (Direna) que es el punto en el que convergen la docencia y la investigación. Y es que este programa se gestiona desde el Indurot. El instituto se constituyó en 1985, pero lleva en Mieres desde el año 2002, cuando se inauguró el campus universitario. Desde siempre, tal y como comenta su director, Gil González, el centro “tiene el objeto principal de promover y desarrollar la investigación científica y técnica sobre la planificación de los usos del suelo, los recursos naturales y el medio ambiente”. Cuenta con un enfoque interdisciplinar “que promueve la participación común de profesionales de diversos campos de las ciencias experimentales y sociales, las humanidades y las ingenierías en una investigación aplicada a la actualización y mejora de los mecanismos para la adecuada gestión del patrimonio natural”.

Además, su actividad científico-técnica se desarrolla muy frecuentemente en colaboración con las administraciones públicas. Así, más de 300 proyectos desarrollados por el Indurot en todos estos años “han tenido efectos directos y mensurables en las políticas regionales y nacionales que se están ejecutando actualmente en materias como la planificación territorial, la gestión de los recursos naturales, las políticas ambientales, los riesgos naturales y la sostenibilidad”. Más que un instituto, el Indurot es un referente, no solo en Asturias sino en el resto del país, además de colaborar en proyectos europeos.

El investigador del IMIB Borja Jiménez, junto a otros compañeros, durante un trabajo de campo.

Dos cátedras para estrechar la relación entre empresa y Universidad

El otro polo investigador del campus de Mieres es el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), dirigido por Paola Laiolo y creado en junio del año pasado. Sin embargo, su actividad en Mieres viene ya del año 2012, cuando funcionaba como unidad mixta. Y es mixto porque engloba a investigadores tanto de la Universidad de Oviedo como del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con el respaldo del Principado de Asturias. El responsable de divulgación del instituto, José Ramón Obeso, también fue el encargado de echar a andar el proyecto desde que comenzó a gestarse en 2007. “La idea era crear un centro de biodiversidad que fuera un espejo del Instituto Pirenaico de Ecología. Tenía que ser un centro mixto con el CSIC porque era una forma de imprimirle calidad y repercusión internacional, el camino fue muy largo y nos llevó hasta el año pasado, cuando se creó el instituto”, destacó Obeso. Y de hecho, la puesta en marcha del instituto permitió el crecimiento del centro, como destacó Laiolo al asegurar que “hemos doblado el personal en un año”. Actualmente cuentan con 18 investigadores de plantilla, ocho del CSIC y una decena de la Universidad.

De izquierda a derecha, Laura Cordero, Teresa Fernández, Marina del Riego, Saúl Norniella y Teresa Alonso, en la cátedra Hunosa. | Vivas

Entre sus líneas de investigación está el seguimiento del cambio global en aves, insectos, plantas y otros organismos; el seguimiento del análisis de gradientes ecológicos, el análisis de servicios ecosistémicos, el seguimiento de grandes carnívoros, el estudio de enfermedades emergentes, la evolución en las islas y los efectos de los incendios sobre la diversidad biológica y los ecosistemas. Su ámbito de actuación es “mundial”, con proyectos que los han llevado hasta el Ártico.

Juan María Menéndez Aguado y Álvaro Rubio, de la cátedra Pasek Smart 20, en su sede. | Vivas

En cuanto a la relación entre empresa y universidad, los referentes en Mieres son las cátedras Hunosa y Pasek Smart 20. La cátedra Hunosa, dirigida por Teresa Alonso, es la segunda más antigua de la Universidad, tras ser creada en 2009.

La cátedra Pasek, dirigida por Álvaro Rubio, cuenta con solo tres años de vida. Está relacionada con la minería sostenible, el aumento de la eficiencia energética en los procesos, mejorar la flexibilidad y la reutilización de los residuos.