Hace casi dos años, como fiel testigo de los acontecimientos relevantes acaecidos en el seno de nuestra asociación, en la edición del 6 de junio de 2019, LA NUEVA ESPAÑA publicaba mi primera entrevista como nueva Presidenta de la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca.

Echo la vista atrás recordando ese momento y pareciera que hubiera pasado un lustro de tiempo, por la intensidad de los sucesos vividos en este último año y los cambios trascendentales que se han producido en mi vida, tanto en lo profesional como en lo personal, y en los que la presidencia de la Sociedad Económica me ha ido acompañando.

En cuestión de un brevísimo lapso de tiempo nuestras vidas han dado un dolorosísimo giro de la noche a la mañana. Vivimos tiempos convulsos, excepcionales, de profunda inestabilidad e incertidumbre, debido a la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia de covid-19, que a su vez ha desembocado en una crisis económica, político y social sin precedentes.

Hemos perdido a demasiados seres queridos, con el dolor de hacerlo en soledad. Nos hemos dejado de abrazar, y anhelamos recobrar la libertad sólo para disfrutar de las cosas más triviales y banales de la vida que se han vuelto algo extraordinario que pareciera lejano de alcanzar.

La explanada del Centro Niemeyer, con el perfil de las Baterías de coque al fondo R. Solís

Vuelvo a mi mente el momento de aquella entrevista, llena de ilusiones y proyectos por cumplir, en la que era impensable, prácticamente de ciencia ficción, todo lo que nos está sucediendo ahora.

Circunstancias diametralmente opuestas separan esa entrevista y las reflexiones que escribo hoy, y considero que, sin embargo, el núcleo esencial del pensamiento que por aquel entonces tenía para afrontar los problemas que nos acechaban sigue plenamente vigente, no ha resultado en nada obsoleto pese a mediar una emergencia sanitaria de por medio.

Para mí, la respuesta sigue estando en la sociedad civil, porque los españoles seguimos demostrando que somos mucho mejores de lo que habitualmente manifestamos en nuestras autocrítica si lo que nos mueve es la solidaridad, la colaboración mutua, la unidad y la concordia. Trabajemos pues para reconstruir y reconquistar nuestro futuro inspirados por estos mismos valores.