Hoy se cumplen 30 años de la primera edición de LA NUEVA ESPAÑA en Avilés, motivo por el cual nos gustaría empezar este artículo dando la enhorabuena a todas las personas que contribuyeron durante este tiempo a que este medio de comunicación se convirtiera en un referente en la lucha por la integración de las personas con discapacidad intelectual en la sociedad avilesina, dando voz a las personas y entidades que formamos parte de este colectivo.

El camino de la edición avilesina de LA NUEVA ESPAÑA, curiosamente, corre casi paralelo al de la Asociación Rey Pelayo, entidad creada en 1994 y que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual de la comarca de Avilés, así como la defensa de sus derechos, promoviendo su inclusión social. Durante estas tres décadas se ha avanzado mucho en este camino. La Asociación Rey Pelayo, entidad pionera en la comarca, surgió fruto del esfuerzo de los familiares de estas personas para poder satisfacer sus necesidades, pues al acabar la escolarización obligatoria el Estado se desentendía de su atención, quedando al cargo de sus familiares tanto su formación como su asistencia, en una evidente discriminación con respecto al resto de la población. Todavía recuerdo el impacto que me causó cuando empecé a trabajar con el colectivo, encontrar en el DNI de una de las personas a las que atendíamos, en el epígrafe de “profesión”, la palabra “Subnormal”. La propia denominación del colectivo era denigrante para la persona; así se pasó del término “retraso mental” al de “persona con discapacidad intelectual”, lo que da idea del cambio de visión que se fue produciendo en la sociedad en aquellos años.

La Asociación surgió así como una innovadora iniciativa privada, por la que los propios padres y familiares aportaron entre todos una pequeña cantidad de dinero para poner en marcha un pequeño taller de bolsos, marroquinería y bisutería que pudiese crear un medio de vida para estas personas para que se pudiesen mantener cuando sus padres no estuviesen, o simplemente pudiesen vivir autónomamente como el resto.

Afortunadamente, en las siguientes dos décadas la situación de las personas con discapacidad ha ido mejorando, gracias en su mayor parte a la lucha de estas entidades, pero también gracias a los medios de comunicación. En el año 2006, un hito fundamental en la lucha por los derechos de este colectivo fue la aprobación por Naciones Unidas de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que por primera vez establecía la obligatoriedad de los estados miembro de asegurar que las personas con discapacidad pudieran acceder en condiciones de igualdad, a derechos tan básicos como la educación, la participación comunitaria, la sexualidad o incluso la vida. En España coetáneamente se promulgó la conocida como “Ley de la Dependencia”, texto que aunque en un principio estaba pensado para la tercera edad, finalmente incluyó una serie de derechos para las personas con discapacidad: derecho a un recurso formativo, asistencial, o incluso residencial; derechos que por primera vez podían ser exigidos incluso en los tribunales.

En los últimos años se ha seguido avanzando en la lucha contra la discriminación: así todavía en el año 2018 se reformó la Ley Orgánica del Régimen Electoral General para reconocer algo tan básico como que las personas con discapacidad intelectual pudiesen votar, o incluso este mismo año entrará en vigor la reforma del Código Civil que modifica la figura de la incapacitación, restableciendo el derecho de las personas con discapacidad para tomar decisiones sobre su propia vida.

Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir la plena inclusión social de las personas con discapacidad intelectual: la integración laboral, la participación comunitaria, el acceso a la vivienda... son los retos para el futuro en los que la Asociación Rey Pelayo desarrollará un papel fundamental en los próximos años. La puesta en funcionamiento de una vivienda tutelada, la construcción de un nuevo centro ocupacional, la consolidación del programa de atención temprana, la creación de un centro de día para personas en proceso de envejecimiento, la atención a personas con trastornos del espectro autista y la asistencia a personas con enfermedad mental asociada son las acciones planificadas por la asociación en los próximos cinco años y que supondrán la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual de la comarca de Avilés.