Ya 40 años desde que España, Asturias y Teverga recuperaron su libertad, secuestrada y amordazada, durante la era oscura del franquismo. Cuatro décadas que no son más que un parpadeo en nuestra historia y, sin embargo, he de decir que creo que son los 40 años de mayor avance y brillantez política que hemos vivido, por lo que a sus implicaciones de reconocimiento de derechos y mejora de la vida de la gente se refiere.

En 1979, en las primeras elecciones municipales que se celebraban desde la República, a pesar de la represión franquista o precisamente por ella, el Partido Comunista gana la Alcaldía, con una candidatura encabezada por Ramón Álvarez García, que se convierte así en el primer regidor tevergano de la democracia. Para mí, es un honor poder hablar de ese hecho histórico porque no hablo solo de un Alcalde, sino también de mi padre, de su honestidad, de su valentía también. De su compromiso.

En estos años han pasado distintas corporaciones y gobiernos de diferente signo y color. Y eso es importante, porque es la expresión de las decisiones de los vecinos y vecinas, porque eso es el juego democrático. Más allá de nombres es imprescindible hablar de lo que han supuesto estas décadas de ayuntamientos democráticos y aunque todo es mejorable, sin duda, si hiciéramos una comparación con lo que había en Teverga y sus pueblos hace 40 años y lo que hay ahora, la conclusión sería apabullante: hemos ganado en todo tipo de servicios, en comunicaciones, físicas y virtuales, en equipamientos deportivos, culturales, de ocio, de recuperación de nuestro patrimonio. Donde no hemos ganado, sino perdido, y mucho, es en empleo y población.

Teverga, como el resto de las zonas rurales de Asturias y de España, ha visto un declive constante de población, en el éxodo del campo a la ciudad, agravado aquí por la desaparición de la mina, que acabó con un empleo vital para mantener residentes.

En el nuevo panorama hubo que reinventarse, con una apuesta por una ganadería de alta calidad, sostenible en el territorio, pero también con el aprovechamiento de nuestros recursos paisajísticos, que nos sitúan como referente regional; de nuestro maravilloso patrimonio histórico artístico y etnográfico, elementos básicos para el desarrollo de un cada vez más pujante sector turístico.

En estos momentos de incertidumbre, de desafección y, a veces, de desesperanza, creo que es importante echar una vista a nuestro pasado y a nuestra historia reciente. Estoy convencida de que Teverga tiene mucho recorrido todavía por delante.

Hace cuarenta años reemprendimos la senda de la democracia y hoy, como entonces, creo que los gobiernos del pueblo han sido los que permitieron mejorar la vida de la mayoría. Hoy, quizá por la falsa ilusión de que la democracia es cosa ganada, parece que nada ha cambiado o que todo ha ido a peor y no es cierto. Necesitamos emocionar a la ciudadanía y la ciudadanía necesita emocionarse para tomar el mando, no sólo votando cada cuatro años, sino participando e involucrándose. La democracia no es cosa de políticos, sino de la gente que decide dar el paso adelante para hacer política, en la calle y en las instituciones.

Como Alcaldesa, como hija del primer alcalde de la democracia y como mujer que preside la Corporación de Teverga es una satisfacción mirar atrás en la seguridad de que mi pueblo ha avanzado. Como Alcaldesa pido, también, que miremos hacia adelante, para que los próximos 40 años sean mejores, mucho mejores, y para eso es imprescindible la participación de todos y todas, pues eso es la democracia.