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El Oviedo de siempre

La victoria ante el Nàstic permite mirar al derbi con optimismo La orden desde el vestuario es clara: normalidad toda la semana

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Entrenamiento del Real Oviedo

Al peso, las ocasiones entre los dos contendientes parecían equilibrar el asunto. El Oviedo acertó en dos, aunque tuvo alguna más, como un cabezazo franco de Joselu. Pero el Nàstic también tuvo las suyas: un derechazo de Luis Suárez y dos balones a la madera. La sensación general, sin embargo, era que el Oviedo tenía el partido donde quería en todo momento. Que de 10 partidos así, los azules se hubieran llevado 9. Que había vuelto el equipo competitivo de inicios de 2019, el Oviedo de siempre. Los refuerzos anímicos cobran importancia capital en una semana tan especial, la del derbi.

El conjunto de Anquela no se caracteriza por arrollar a los rivales en una exhibición de fútbol. Pocos equipos lo hacen en la áspera Segunda División. Lo de este Oviedo tiene más que ver con la perseverancia. Por eso, lo reconoció después Joselu, el entrenador le dijo sus chicos al descanso que mientras no encajaran el partido estaba de su mano. Los azules han aprendido, con el paso de la competición, a saber jugar con el paso de los minutos. Esa tranquilidad con la que plasma sus ideas que hace algunas semanas ensalzó Pacheta antes de la visita a Elche.

Incluso Anquela se salió del guion habitual en un discurso más reivindicativo del habitual. Preguntado si el resultado le había parecido una cuestión de pegada (a ese argumento se agarró el técnico visitante, Quique Martín), el jienense lo negó de forma tajante. "Jugamos bastante bien", argumentó.

Al margen de cuestiones estéticas, sí es cierto que el equipo recuperó algunos presupuestos básicos de su propuesta. Defendió con orden, con el asterisco de las jugadas a balón parado, en las que el Nástic logró hacer daño; tuvo la pelota con un fin, sin sobarla como en Mallorca; y, además, acertó en el área. Marcó Joselu, gran noticia para un delantero, y volvió a funcionar la estrategia.

Incluso se logró esquivar las sanciones. Carlos Hernández y Javi Muñoz jugaron con la amenaza de suspensión el domingo. Ninguno de ellos vio la amarillas y están a las órdenes del entrenador. Un problema menos para el jienense.

Pero el capítulo de buenas noticias ante el Nàstic lo encabeza Berjón. Lejos aún de su mejor versión, la que gana partidos acostado en la izquierda, el asturiano sí se mostró cómodo en el campo por primera vez en mucho tiempo. Las lesiones y la falta de actividad no se lo han puesto fácil, pero su actuación ante el Nàstic abre una rendija a la esperanza. Si el Oviedo quiere sobrevivir a la prueba de El Molinón, necesita de su futbolista de más talento.

Por todo ello, las sonrisas lucían ayer en la primera sesión de la semana en El Requexón. Un primer entrenamiento que sirvió, además, para constatar que, de momento, Anquela cuenta con toda la plantilla a su disposición. La orden esta semana es clara: total normalidad. Nada que se salga de lo habitual. Es la receta que ha funcionado en los tres últimos derbis. Contra el ruido, rutina.

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