El cáncer es ya la primera causa de muerte en varones en Asturias, superando a las enfermedades cardiovasculares. En mujeres, todavía es la segunda causa, pero antes de los 75 años está por delante de la cardiovascular con diferencia.

Enfermedades circulatorias y cáncer comparten muchos de los factores de riesgo. Sin embargo, mientras en los últimos 30 años la mortalidad por enfermedades circulatorias disminuyó el 50% en varones y el 55% en mujeres, en cáncer el descenso fue menos pronunciado: 10% en varones y 11% en mujeres.

La explicación está en el esfuerzo terapéutico, preventivo y curativo, en la enfermedad cardiovascular. Aunque queda mucho por hacer, se está logrando un mejor control de la hipertensión, del colesterol y el tratamiento tanto de infarto de miocardio como del ictus ha mejorado espectacularmente.

La lucha contra el tabaco también tiene alguna responsabilidad en este éxito así como en la mejora de la mortalidad en cáncer. Para ambas enfermedades es el principal factor de riesgo. Pero mientras el efecto de dejar de fumar se nota muy pronto en la prevención cardiovascular, tarda muchos años en apreciarse la reducción del cáncer. Este fenómeno se ve claramente en el comportamiento del cáncer de pulmón. Ya está bajando la mortalidad en varones. Sin embargo en mujeres aumenta porque ellas sufren ahora el efecto de haber adquirido el hábito hace 30 o 40 años. Es el largo periodo de incubación del tabaco. La buena noticia es que se está logrando que cada vez menos jóvenes se incorporen al tabaquismo. Pero todavía son demasiados los que empiezan: casi uno de cada tres.

La dieta es otro factor que comparten estas dos enfermedades. Una dieta saludable es casi seguro que evita muchas muertes cardiovasculares. No hay tantas pruebas en su papel preventivo en cáncer. Probablemente una ingesta abundante de frutas y verduras prevenga los cánceres de la cavidad oral, tubo digestivo, aparato respiratorio y urinario. Y es muy probable que la carne roja y la procesada, por ejemplo, los embutidos, facilite el cáncer de intestino grueso. Por eso se recomienda con mucho énfasis que se coma mucha fruta y verdura, unos 400 gramos al día, y se evite la carne roja y embutidos.

Es bastante segura la asociación entre obesidad y enfermedad cardiovascular, pero no está tan clara en cáncer. Los posiblemente implicados serían mama, intestino grueso, útero y quizá esófago. Mantener el peso correcto es una buena estrategia de salud para muchas enfermedades.

El ejercicio físico parece que ayuda a prevenir casi todo; sin apenas dudas las enfermedades cardiovasculares, con más reservas el cáncer de intestino grueso. Sea como fuere, hacer todos los días media hora de ejercicio a un ritmo en el que se note el esfuerzo es muy recomendable.

Asturias es la comunidad que tiene una de las tasas más altas de cáncer de cavidad oral, faringe y laringe. Pero sólo entre varones. La razón es que cuando se fuma y bebe la probabilidad de padecer estos cánceres es muy alta. El alcohol también es cancerígeno, en menor medida, para el colon y quizá la mama. La relación entre alcohol y enfermedad cardiovascular tiene forma J: los que no beben tienen más riesgo que los que beben 2 unidades de alcohol al día y menos que los que beben 4. Cada unidad viene a ser un vaso de vino o una cerveza. En cáncer los que beben pequeñas cantidades apenas tienen riesgo, sobre todo si no fuman. Si lo hacen, la cosa no está tan clara.

Es fácil entender por qué la lucha contra el cáncer no está teniendo tanto éxito como la lucha contra la enfermedad cardiovascular. No hay ningún factor de riesgo que se pueda medicalizar, que se controle con una pastilla. Y eso es lo que prefiere el público y desde luego todos los que viven de los medicamentos.

También hay que reconocer que el progreso en el tratamiento del cáncer no ha sido tan espectacular como el del tratamiento del infarto de miocardio. Hay mejoras notables en el tratamiento del cáncer de mama que se reflejan en un descenso de la mortalidad. Contribuye también algo la detección precoz en mujeres de más de 50 años. Hay otros cánceres en los que los tratamientos han mejorado, por ejemplo, algún tipo de leucemia y linfoma, melanoma, testículo, tiroides, estómago, ovario, próstata y colon. En estos dos contribuye a la supervivencia el diagnostico más temprano. Sólo por adelantar la fecha de diagnóstico se vive más; y en muchos casos el tratamiento puede ser más eficaz.

Tenemos un problema con el cáncer en Asturias, sobre todo entre los varones. Siempre se puede mejorar algo en la calidad de los tratamientos, pero no reside ahí la cuestión. Somos los ciudadanos los que tenemos que cambiar. Y lo que tenemos que hacer está claro. Siguiendo los consejos preventivos se evitarían el 40% de los cánceres. Es nuestra responsabilidad.